Cuando se ataca al oponente y no a los argumentos y evidencias que brinda el oponente se comete la falacia conocida como "Argumentum ad hominem". No se ataca la verdad de las conclusiones sino el
carácter de quien las dice cuestionando, por ejemplo, su integridad moral, su pasado oscuro o su honestidad. En virtud de la desaprobación de la persona se busca la no aprobación de sus razones.
Ejemplo: “Yo vengo a esta asamblea como miembro de este partido, no vengo a un pugilato como un rufián de esquina a demostrar quién es el que manda en el barrio.”
Palabras de Juan Manuel Santos en la Asamblea Nacional del Partido de la U.
Tomado de: El Espectador: http://www.elespectador.com/noticias/politica/articulo-383791-santos-sin-el-mantra-de-uribe.