Al relacionar las creencias de una persona con el contexto que le rodea cometemos el tipo de falacia conocida como "Argumentum ad hominen" de índole circunstancial. Principalmente debemos considerar la validez de los argumentos que queremos refutar por la manera en la que las conclusiones se siguen de las premisas y no por la relación entre las circunstancias de quien expresa el argumento.
Ejemplo 1: “No puede usted creer en los argumentos del profesor a favor del aumento de sueldos a profesores, dada su condición y el beneficio que obtendrá.”
Ejemplo 2: “Usted dice estar en desacuerdo con las corridas de toros, sin embargo,
usa zapatos de cuero y se alimenta con carne del mismo ganado inocente.”