Hay una brecha entre el actuar y el pensar en términos de la ética ecológica
Aunque cada vez toma más fuerza la necesidad de llegar a una ética ecológica en nuestros quehaceres diarios, entre ellas hacer un uso responsable del agua, reciclar y separar los desechos orgánicos e inorgánicos y evitar el uso del plástico, la razón es que existe una brecha entre el pensar y el actuar. Esa es la tesis que plantea el vicerrector Académico de Utadeo, Andrés Franco, en su más reciente columna de opinión en El Tiempo.
Ante ello, un ejemplo que se pone de manifiesto es el uso del papel para gran parte de nuestras actividades, como aseo personal, la cocina y la escritura: “Tal vez pensamos que la mayoría de ese papel viene de cultivos y con esto distraemos falsamente nuestra conciencia ambiental, pero lo cierto es que usamos de manera masiva un recurso natural; esto puede tener efectos colaterales de erosión o cambios en el uso de la tierra, además de los relacionados con la contaminación al ser desechados”, indica Franco.
Por eso, siguiendo los planteamiento de Alberto Franco da Costa, la ética ecológica debe ser una visión integradora, en la que se comprenda que el ser humano hace parte de un medio en el que comparte su vida con otros seres vivos.
“¿Estamos realmente obrando con esta ética global? Infortunadamente hay que decir que solo una pequeña fracción del “evolucionado” ser humano lo hace, por eso surge la imperiosa necesidad de fortalecer esquemas de educación, en el que antes que profundos conocimientos tecnológicos, primen la formación en valores y principios hacia la naturaleza”, argumenta el directivo.