Con biodiésel y bioetanol, la reducción de gases de efecto invernadero es menor al que se promociona para justificar subsidios
El planeta atraviesa por un momento crucial en el que los Estados deben generar mecanismos para reducir a cero la emisión de CO2 y metano. Una de las soluciones que se ha dado es la implementación de combustibles que contengan biodiésel y bioetanol. En Colombia la producción de estos se ha dado mediante “generosos subsidios y obligatoriedad”, señala el exrector y consejero de Utadeo, José Fernando Isaza, en su más reciente columna de opinión en El Espectador.
El experto indica que la tesis que se ha mantenido para incentivar el uso de estos combustibles está en que el CO2 emitido en la combustión es igual al CO2 absorbido de la atmósfera por los cultivos de caña y palma de aceite. Sin embargo, precisa Isaza, no se tiene en cuenta la energía utilziada en la preparación del terreno, el transporte, la producción de fertilizantes, ni la conversión de materia prima de los biocombustibles.
“El resultado en la reducción de gases de efecto invernadero es sensiblemente menor al que se promociona para justificar los subsidios, que se otorgan a través de exención de impuestos a los biocombustibles y en muchas ocasiones mayores precios a los usuarios de la gasolina y el ACPM”, destaca el columnista.