Tercera ola de Covid-19 en el país comienza a descender

Tercera ola de Covid-19 en el país comienza a descender

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Tercera ola de Covid-19 en el país comienza a descender
Domingo, Julio 11, 2021
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Así lo demuestra la tendencia de la última semana. Según el profesor Carlos Rivera, de la Especialización en Gerencia Financiera de Utadeo, el comportamiento del virus muestra un descenso sostenido en contagios, fallecimientos y ocupación de UCIs, entre otros indicadores epidemiológicos.
Fotografías: Befunky

Con un panorama de superación de cuatro millones de muertes en el planeta, el próximo 23 de julio inician los Juegos Olímpicos en Tokio, y desde ya Japón declara un estado de emergencia durante los juegos, debido a que Tokio registró el pasado 8 de julio 1.635 nuevos casos de Covid en un día, tras contabilizar un día antes 963 eventos (cifras que no se presentaban desde el mes de mayo, cuando todavía estaba en pie el estado de emergencia en las zonas más pobladas del territorio). En contraste, la Alcaldía de Bogotá anuncia el inicio del fin del tercer pico, caracterizado por un promedio de 9.396 casos diarios desde el mes de junio (mes en el que se alcanzó el récord máximo de la pandemia de 15.569 casos) y 153 muertes diarias durante el mismo mes. Mientras tanto, el último registro de muertes en Tokio fue de un deceso por semana y Japón con un indicador de 13 eventos por día, y aún así declara estado de emergencia, mientras que la situación de la pandemia en nuestra capital y en nuestro país se distingue por cifras preocupantes; pareciera que por la cabeza de nuestros dirigentes no se cruza la idea de un estado de emergencia.

Con el uso de la estadística se tipifican situaciones de diversa índole, el principio se basa en algo conocido como muestra o porción de una población a evaluar o universo; el análisis de resultados de la muestra se hace extensivo al universo, y estos resultados se validan en un rango de confianza. En este artículo no se van a discutir formulaciones y tendencias matemáticas de cómo va el país en torno a la pandemia, pero sí se tomará de muestra un poblado en medio del paisaje cultural cafetero, para tipificar nuestro actuar ante el Covid-19 en el país (universo de análisis).

Al analizar el comportamiento de las personas que conforman la muestra, se detecta un actuar generalizado de aceptación y convivencia sin respeto por el Covid-19, el cual a diario conduce al contagio de grupos familiares y muertes; desde siempre la región cafetera, y en general en el país, hay un marcado respeto por las celebraciones fúnebres, ceremonia que en otra época sin pandemia se caracterizaba por la tristeza y el recogimiento del grupo familiar y social en torno a un féretro. Hoy los muertos por Covid deben ser incinerados, y entre el evento de la muerte y la ceremonia de despedida, se tiene un lapso que minimiza la tristeza y la unión familiar, por lo que la ceremonia ya es un evento sin trascendencia, y la frase mas común es: “de algo nos tenemos que morir”.

Esta frase conduce a que el autocuidado fuera una práctica durante los primeros meses de la pandemia, y por lo tanto el comportamiento generalizado de las personas es como si no estuviera circulando el virus; el distanciamiento social en palabras de la gente es: “No es más que un cuento que nos metieron”. Si se evalúa estadísticamente el resultado de la población tomada como muestra, se podría concluir que esta responde a un nivel de confianza del 95%, y que la hipótesis del estudio fue probada. Pero hay casos como el de personas en las que su grupo familiar en pleno ha tenido la amarga experiencia del Covid-19, incluso con sucesos de muerte; estas personas que manifiestan no haber creído en virus y vacunas antes de verse afectados, y por la fuerza de la necesidad, las ha llevado a mostrar respeto por la situación y sus consecuencias. Por eso, hoy alientan a otros a vacunarse y a seguir cuidándose.

¿Como expandir el resultado de la población tomada como muestra a la situación del país? No hay que hacerlo, pues esta es la generalidad por todos lados, y que se resume en cuatro flancos: El de la inconsciencia con una actitud indiferente ante la pandemia, una variante de la inconsciencia donde se reconoce la existencia del Covid-19, conviviendo irrespetuosamente con el virus con el pensamiento de enfrentar con indiferencia la muerte; un flanco de conciencia a partir de la vivencia en carne propia de la situación, y un flanco de tamaño menor a los otros tres, con clara conciencia de la situación, caracterizado por el respeto y temor por lo que el contagio de Covid-19 conlleva hacia cada persona y su grupo familiar más cercano, y con la confianza en la vacuna.

Este actuar integrado de los 3 primeros flancos nos ha llevado a estar cerca de los 600 muertos diarios en promedio, dimensionar el espacio que ocupan 600 cadáveres es fácil de hacer (apilados, entre 4 y 5 calles, cada una de 80 metros): recordemos las imágenes de Brasil, India, Estados Unidos y Ecuador de hace varios meses; esto es difícil de entender, pero lo contradictorio es que nos estamos acostumbrando a la situación, pero la realidad es que 5 muertes, 50 o 500 son lo mismo; ¿cómo ayudamos a minimizar contagios y muertes?, la respuesta la han dado: Si existen personas sin vacuna, hay casos potenciales de infección y muerte, la vacuna es necesaria.

¿Qué hacer con lo expuesto en los apartes anteriores?: Reflexionar sobre nuestro actuar y el actuar de los gobernantes al mando del barco de control de la pandemia. Esta reflexión se puede hacer en torno a las cifras globales presentadas por  el Instituto Nacional de Salud para el 8 de Julio, fecha en la que el país alcanzó 4’450.086 casos, de los cuales se ha recuperado el 93,75% (4’172.018 casos), han fallecido 111.155 personas, y 154.273 personas aún no han superado la situación, es decir, aún se consideran contagiosas.

Con respecto al Plan Nacional de Vacunación, se vienen aplicado AstraZeneca, Janssen, Pfizer y Sinovac y en su conjunto han sido inoculadas 20’198.661 unidades, las cuales, con base en la proyección poblacional DANE, a partir de los 12 años, equivale a 48,57%; por su parte, con un esquema completo de vacunación cuentan ya 8’060.751 personas con inmunidad, lo que corresponde al 19,38% de la población. En términos generales, nos encontramos en un tercer pico que viene presentando un descenso sostenido de los indicadores en el ciclo epidemiológico. Así, en la ventana de 14 días, el Rt ha pasado del 1,08 a 0,86 posibles casos de infección por cada positivo,  la tasa diaria de infección pasó del 0,82% a 0,53%, la tasa de recuperación pasó del 92,85% a 93,75%, la tasa de letalidad bajó del 2,53% al 2,5%,  la tasa de ocupación de UCIs bajó del 86,6% al 83.51%; este último indicador regionalmente presenta mejoras debido a una crisis generalizada en todas la capitales departamentales; al 8 de julio continúan con una disponibilidad menor al 10%: Bucaramanga (7%), Cali (7%), Cúcuta (8%), Ibagué (1%), Manizales (9%), Medellín (8%), Neiva (10%), Popayán (3%) y Villavicencio (7%).

Por su parte, el Observatorio de Salud de Bogotá, para el 8 de Julio, reporta que la ciudad alcanzó 1’319.074 casos, de los cuales se ha recuperado el 93,13% (1’228.467 casos), han fallecido 24.773 personas, y 62.296 personas aún no han superado la situación, es decir, aún se consideran contagiosas. Con respecto al Plan Nacional de Vacunación, se han sido inoculadas 4’049.658 unidades, las cuales según, información de Saludata, corresponden al 44% de la población objetivo, con un esquema completo de vacunación cuentan ya 1’634.409 personas con Inmunidad, lo que corresponde al 29,8% de la población. En términos generales, nos encontramos en un tercer pico que viene presentando un descenso sostenido de los indicadores en el ciclo epidemiológico. En la ventana de 14 días, el Rt ha pasado del 0,99 a 0,84 posibles casos de infección por cada positivo,  la tasa diaria de infección pasó del 1,32% a 0,42%, la tasa de recuperación pasó del 91,24% a 93,13%, la tasa de letalidad bajó del 1,89% al 1,88%,  la tasa de ocupación de UCIs bajo del 96,68% al 91,34%; este último indicador presenta mejoras en varias localidades, pero persisten varias que al 8 de julio continúan con una disponibilidad menor al 10%: Antonio Nariño (0%), Barrios Unidos (0%), Bosa (0%), Chapinero (9,18%), Fontibón (8,93%), Kennedy (1,36%), Los Mártires (8,53%), San Cristóbal (4,03%), Tunjuelito (0%) y Usaquén (8,91%).

En Conclusión, en medio de un tercer pico en el que el país llegó a cifras altas en ocurrencia diaria de casos positivos (33.591) y muertes (754), situación que nos ubicó en tercer lugar de afectación a nivel mundial, a 8 de julio ocupamos la posición 9 en ocurrencia diaria de casos y posición 10 en ocurrencia diaria de muertes. Este pico muestra tendencia a la baja en forma continuada en la ventana epidemiológica 7, 14 y 21 días, y es aquí donde desde cada núcleo familiar debemos aportar al sostenimiento del descenso, continuando con la aplicación de las medidas básicas de bioseguridad y aislamiento responsable, y no continuar con una tendencia conformista de la situación, en especial con altas cifras de muerte, y que nos lleva a una relajación total de las medidas. En este proceso, el Estado debería mostrar un brazo más fuerte, tal y como ocurre en Japón que, en vísperas de inicio de unos Juegos Olímpicos, declara una emergencia sanitaria en medio de unos muy bajos casos de ocurrencia de muertes, pero signos de incremento de nuevos casos positivos.

La relajación de medidas nos muestra un desorden generalizado en las calles que nos hace olvidar que el virus aún circula; es necesario que los medios de comunicación incrementen sus mensajes sobre la necesidad de vacunarse y los efectos de la vacuna misma. Existe la tendencia de una porción alta de la población que considera la vacuna como la eliminación del virus, y se vacunan pero se relajan en el autocuidado: la vacuna nos ayuda a minimizar sus efectos en el cuerpo humano, pero es claro que aún con vacuna podemos ser contagiados y a su vez podemos contagiar a otros, mas y cuando las variantes que nos acechan son más eficientes en su capacidad de transmisión y de potencialidad de muerte, todo esto se controla con la disminución en la porción de la población sin vacuna.

Una tragedia es que nos acostumbremos a leer, ver o escuchar a diario sobre las cifras de muertes: “5, 50 o 500”, no es lo mismo!, “de algo nos tenemos que morir”, o apreciar ceremonias fúnebres con la ausencia de la tristeza y la unión familiar no tiene sentido. Debemos actuar entre todos y de la mano del Estado para que ese “5, 50 o 500” se minimice a diario en forma acelerada y podamos celebrar la vida con exceso de felicidad.

Reconocimiento personería jurídica: Resolución 2613 del 14 de agosto de 1959 Minjusticia.

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