La gestión circular del agua, clave en el futuro de la sostenibilidad del preciado líquido
En octubre del año pasado, el Consejo Nacional de Política Económica y Social (CONPES) aprobó la Política de Economía Circular en la Gestión de los Servicios de Agua Potable y Manejo de Aguas Residuales. La idea del Ejecutivo, según lo señala el Departamento Nacional de Planeación, es que se aproveche el recurso hídrico, de modo tal que este pueda volver a la naturaleza sin generar algún impacto medioambiental negativo, alineándose así a los propósitos internacionales establecidos en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). De acuerdo con esta entidad, se destinarán más de 31.000 millones de pesos en el desarrollo de la política, al tiempo que se pretende llegar a la cobertura universal en el consumo del líquido, el 68% de tratamiento de las aguas residuales y reducir en un 30% las pérdidas de este recurso.
¿Pero, en qué consiste la gestión circular del agua y qué impactos podría traer para países en vías de desarrollo como el nuestro? Para Clemente Vergara Ballester, project mánager de Desarrollo Sostenible de Suez (España), dicha gestión consiste en asimilar al máximo posible el ciclo natural del agua a su ciclo urbano, a través de acciones como priorizar los recursos renovables, conservar los existentes y eliminando el concepto de residuo, lo cual llevaría a repensar los modelos de negocio de las empresas de acueducto y alcantarillado que no valoran la sostenibilidad. También el experto señala que es necesario aplicar el ecodiseño a los procesos e incorporar tecnologías que los hagan más eficientes.
“La protección de la biodiversidad durante todo el ciclo integral es algo que también se debe integrar dentro de la gestión circular, ya que al fin y al cabo, la biodiversidad y sus servicios ecosistémicos son el primer recurso a conservar”, precisa Vergara, quien será el invitado central del Facebook Live: “Economía Circular: del modelo lineal al circular”, que se llevará a cabo el martes 23 de marzo, a las 11:00 a.m., como parte de la celebración del Día Mundial del Agua organizado por la Maestría en Gestión Sostenible del Agua, que adelanta nuestra Universidad con el apoyo técnico de La Escuela del Agua.
La aplicación de esta gestión circular ya ha mostrado importantes resultados en países con limitaciones en el acceso al líquido, dado que se trabaja en reducir el consumo de agua, pero también se activa un nuevo recurso no convencional como lo es el agua regenerada: “Ya no vale que el agua depurada vuelva simplemente al medio en condiciones sanitarias suficientes, sino que se deben analizar los usos del agua no cubiertos correctamente por las dotaciones actuales, y regenerarla acorde a la calidad necesaria para esos usos, ya sea agrícola, urbano, recarga de acuíferos e industriales, etc”.
Israel, Kuwait, Singapur y California (Estados Unidos) son algunos lugares que actualmente se erigen como ejemplo en términos de reutilización del agua, una de las prácticas más recurrentes de la gestión circular. Todos ellos tienen en común que han sufrido algún tipo de escasez hídrica severa, por lo que la reutilización se vuelve una acción casi que obligatoria para continuar su desarrollo como sociedad.
El ejemplo de Israel es notable, pues el país asiático ha logrado reciclar casi el 90% de sus afluentes, mientras que Estados Unidos y algunas naciones del norte de Europa han desarrollado procesos de inyección de biometano originado en las depuradoras a la red de gas, incentivado por una legislación que permite la generación y uso de gas renovable.
Un camino lleno de oportunidades
En nuestro país, la gestión circular del agua tiene un futuro muy prometedor. Por eso, desde la Maestría en Gestión del Agua de Utadeo, los profesionales adquirirán herramientas y bases interdisciplinares para poder construir instrumentos de gestión, política pública y ejecución de proyectos de esta naturaleza.
“La fase del ciclo integral donde más oportunidades circulares existen es sin duda la depuración del agua, ya que está al final del ciclo y durante muchos años no se ha invertido lo suficiente en disponer de una infraestructura de saneamiento a la altura de lo que los retos ambientales requieren. La regeneración de agua, la generación de energía renovable y biocombustibles a partir de la digestión de lodos, o la extracción de materias valiosas, como el fósforo, son oportunidades que no se deben dejar pasar, si realmente queremos prepararnos para hacer frente a los retos ambientales, como el cambio climático, la escasez de recursos o la pérdida de biodiversidad”, expresa Vergara.
Precisamente, desde Suez, nuestro aliado en esta apuesta académica, se han desarrollado varias líneas en los diferentes elementos que componen la cadena de valor en la gestión del agua. Una de ellas tiene que ver con la transformación de estaciones depuradoras de aguas residuales en biofactorías.
“Las Biofactorías de Suez son una nueva concepción de instalaciones que nacen de la aplicación de los modelos de Economía Circular a las antiguas depuradoras; han sido reconocidas por la ONU en 2018 con el premio de Momentum for Change, que premian a aquellas organizaciones y soluciones líderes en la lucha contra el cambio climático”, relata.
En este caso, las biofactorías son 100% circulares, en la medida que se autoabastecen de la propia energía renovable que generan, lo que también les permite alcanzar excedentes, reutilizar el agua residual renegerada para diferentes usos y valorar en su totalidad los residuos en nuevos subproductos; todo ello bajo la sombrilla de la biodiversidad y el impacto social positivo.
“Las biofactorías se convierten en una infraestructura indispensable dentro del modelo de ciudades sostenibles, ya que pasan de estar desconectadas y ser consumidoras de recursos, a generar recursos y estar conectadas con Industrias, agricultura y zonas urbanas y periurbanas”.
Pero el trabajo no solo queda en manos del Gobierno y de las empresas que gestionan el ciclo integral del agua; también está en las del ciudadano. Por eso, advierte Vergara, además de hacer uso responsable del líquido, es importante ser conscientes del concepto de “huella hídrica” en el consumo de bienes y servicios.
“La huella hídrica se define como el volumen total de agua dulce utilizada para producir los bienes y servicios consumidos por el individuo, comunidad o producidos por la empresa. De todas formas, es un tema que todavía está mucho menos extendido que la huella de carbono, pero que, en un futuro, seguro será obligatorio su cálculo para organizaciones o productos. Por ahora, existen algunas tablas orientativas con la huella hídrica de ciertos productos. Por ejemplo, la huella hídrica de un kilógramo de ternera es seis veces mayor a la de un kilógramo de arroz”, argumenta Vergara.
Finalmente, la invitación está extendida para que todos los interesados en la gestión del agua participen este 23 de marzo, a partir de las 11:00 a.m. (Hora Colombia), en torno al Facebook Live: “Economía Circular: del modelo lineal al circular”: “les animo a todos a conocer cómo la economía circular está revolucionando la manera en la que se gestiona el ciclo integral del agua a través de las experiencias de Suez, en España”.