"El principal factor de competitividad de Colombia es su biodiversidad": Germán Corzo

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"El principal factor de competitividad de Colombia es su biodiversidad": Germán Corzo

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"El principal factor de competitividad de Colombia es su biodiversidad": Germán Corzo
Jueves, Septiembre 27, 2018
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Este biólogo marino tadeísta es el actual coordinador de la línea de investigación en Conservación y Desarrollo del Instituto Humboldt. También participó en la formulación del único documento Conpes de áreas protegidas que existe en el país.
Fotografías: Germán Corzo y Alejandra Zapata - Oficina de Comunicación

Germán Corzo es un biólogo marino convencido en que el principal elemento de competitividad de Colombia es su biodiversidad, razón por la que cada momento de su vida, desde antes de egresar de Utadeo en 1988, lo dedica a la investigación para la toma de decisiones, pero ante todo, a la generación de conciencia y conocimiento sobre la riqueza que tenemos.

Este sentimiento lo guarda desde que era muy joven, pues a pesar de ser santandereano, su conexión con el mar Caribe es evidente, pues pasó gran parte de su infancia entre Barranquilla y Cartagena. Estos ambientes marinos y costeros lo llevaron a inclinarse por la Biología Marina, una carrera que, hacia 1983, hasta ahora se estaba abriendo camino en el país, pero que, como señala, solo era estudiada por unas “minorías románticas que buscaban satisfacciones espirituales más que materiales”, en una época donde las expediciones de Jacques Cousteau cautivaban a los televidentes, a través del programa Naturalia, dirigido por Gloria Valencia.

Germán fue testigo de los cambios de Biología Marina en Utadeo. Recuerda, por ejemplo, que su cohorte fue una de las últimas en estudiar en Cartagena, antes que el pregrado fuera trasladado a Santa Marta. También fue uno de los primeros tadeístas en hacer sus estudios de pregrado completos en la Universidad, pues sus antecesores debían graduarse en universidades estadounidenses con las que Utadeo tenía convenio. Así mismo, vio las primeras transformaciones urbanas con las que nuestra Universidad impactó el centro de Bogotá.

Nuestro tadeísta en trabajo de campo en la serranía de Lindosa (Guaviare)

Generando política pública para la toma de decisiones

“Es paradójico – dice – que a diferencia del resto del planeta, Colombia conserva hasta dos terceras partes de su territorio continental en condiciones naturales, mientras que los demás países, en promedio, han deteriorado dos terceras partes de su territorio. Eso quiere decir que el principal elemento de competitividad es la biodiversidad, pero no solo por no haberlo transformado a esos niveles, sino porque tiene las condiciones macroclimáticas para ser potencia global”. Sin embargo, sostiene, nuestro país también es uno de los que más desconoce su riqueza natural, lo cual también genera uno de los más altos niveles de incertidumbre.

Ello, según sostiene, ha llevado a que el gobierno y los tomadores de decisiones en materia ambiental generen políticas publicas desinformadas, o bien, que se generen regulaciones que se enfocan en la mitigación de problemas que, para países como Colombia no son de alto impacto, dejando a un lado la conservación: “A estas alturas, después de 200 años de República, seguimos encontrando nuevas especies para la ciencia, tanto en recursos Ícticos (peces), como otros grupos de fauna y flora, y eso es muy raro en otros lugares del mundo. En las expediciones Bio, auspiciadas por Colciencias, con el concurso del Instituto Humboldt, hemos encontrado decenas de especies desconocidas”, sostiene.

Es por ello que la vena conservacionista llegó a él un par de años luego de graduarse, fruto de la rigurosidad balanceada con la curiosidad que, dice, fue forjada en Utadeo. Tras trabajar en Parques Nacionales como jefe de los parques marinos de Isla de Salamanca, el Santuario de Fauna y Flora de la Ciénaga Grande de Santa Marta y el Parque Tayrona, su carrera avanzó rápidamente hasta convertirse en director regional del Inderena (Instituto Nacional de los recursos Naturales Renovables y del Ambiente), cuando tenía solo 25 años, entidad en la que, en 1993, vio como se disolvió para darle paso al actual Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible. 

Tras su viaje a Cuba, momento que aprovechó para desarrollar su Doctorado en Conservación y Restauración de la Diversidad Biológica en la Universidad de Alicante (España), encontró en la generación de conocimiento para la toma de decisiones su principal interés académico, visión con la que coincide con el Instituto Humboldt, entidad en la que trabaja desde el 2009 y de la cual es el coordinador de la línea de investigación en Conservación y Desarrollo, grupo que indaga acerca de estas dinámicas en el marco de licencias y compensaciones ambientales, así como de programas de gestión empresarial y responsabilidad social. Esta vía también lo llevó a perfilarse como creador de política pública, cuando, en 2010, nuevamente volvió a Parques Nacionales, esta vez como consultor, rol en el que participó en la formulación del único documento Conpes de áreas protegidas que existe en el país, así como en la construcción de los decretos que dieron vida al actual Sistema Ambiental de Áreas Protegidas.

Hoy por hoy, Germán es uno de los investigadores del Instituto Humboldt que cuenta con mayor número de participaciones en el Reporte de Estado y Tendencia de la Biodiversidad, desde su creación en el 2012. En el más reciente informe, colaboró en el documento sobre biodiversidad y construcción de paz, el cual da cuenta de la creación de programas de desarrollo con enfoque territorial en zonas vinculadas al posconflicto, teniendo en cuenta que cada uno de estos lugares presenta unas condiciones de gobernanza medioambiental, así como de biodiversidad diferentes. También, en conjunto con la Agencia Nacional de Hidrocarburos, construyó una propuesta de modelo de gestión sectorial con enfoque socioecológico. Desde allí se manifiesta la necesidad de generar procesos de exploración y producción de hidrocarburos que contemplen la relación con territorios diversos cultural y medioambientalmente, que coadyuven a minimizar los impactos de esta actividad en los ecosistemas.

 

Mirar la conservación más allá del “no tocar”

Para nuestro tadeísta, uno de los principales aprendizajes como biólogo ha sido cambiar la concepción tradicional de la conservación, que habla del "no tocar", por aquella que sugiere las transiciones socioecológicas: “Este planeta ya ha sido influenciado, casi en su totalidad, por los humanos, por lo que no se pretende llevar las especies a su realidad de hace diez mil años, sino situarlas más bien en el antropoceno, creando mecanismos para usar sin deteriorar, entendiendo que existen umbrales de resiliencia de los ecosistemas, sin permitir que colapsen”, sugiere.

Sin embargo, insiste, para ello es necesario disminuir el nivel de incertidumbre en la tomas de decisiones, el cual actualmente es muy alto: “somos uno de los cinco país más megadiversos del mundo, pero con unos niveles de deforestación muy altos, pero ante todo, con preocupantes problemas de conciencia ambiental por parte de los ciudadanos y del gobierno. Nos hemos enfocado en la transformación de la biodiversidad y no en la biodiversidad misma como motor de desarrollo. Nos enfocamos en los recursos fósiles y en la extracción, pero no estamos en la lista de los veinte productores de petróleo, ni tampoco estamos en los primeros cinco productores de carbón”.

El tadeísta sugiere que la política pública debe virar, y ya lo está haciendo, hacia temas de coyuntura como la biodiversidad y la biotecnología, al tiempo que advierte que, actividades como el ecoturismo, pueden traducirse en una cuestión problemática sino se piensa en la sostenibilidad de los ecosistemas: “Colombia debe enfocarse en problemas como las alteraciones del nivel de mar en las costas. También en pensar el daño que hacen las represas a los ecosistemas dulceacuicolas (ríos), pues limitan los ciclos naturales de las aguas y de los organismos que allí viven”.

Trabajo de campo en el Parque Nacional de Galapagos

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