El populista piensa que es el héroe de una película hollywoodense
Nunca es fácil hablar de populismo. Por lo general es un calificativo que lanzan los candidatos políticos a sus opositores con el propósito de descalificar sus ideas o invalidar su campaña. Pero a la final del día, nadie se reconoce como populista y ahí radica la dificultad de su definición.
Para Humberto de La Calle, exvicepresidente y jefe negociador de La Habana, su carácter esquivo no hace que sus consecuencias sean menos nefastas. Y esa es precisamente la importancia de hablar del populismo, saber cómo se manifiesta, las secuelas que deja y cómo evitarlo.
Este fue el tema central del Open Day de la Facultad de Ciencias Sociales de Utadeo, que contó con la participación de Humberto de La Calle y el escritor Ricardo Silva Romero. El evento fue moderado por Julián López Murcia, decano de la Facultad y tuvo como propósito dar a conocer la oferta de posgrados de la Universidad.
De La Calle empezó la conversación con un resumen histórico del populismo en el mundo. No es un asunto latinoamericano y mucho menos está restringido a una corriente política, los ha habido tanto de derecha como izquierda y en lugares tan distantes como España, Francia, Italia, Finlandia, India, Estados Unidos y una buena cantidad de países en Latinoamérica.
Por su parte, el escritor Ricardo Silva Romero, afirma que sí existen algunas características que permiten definir a un populista. Una de esas es que logra encarnar los intereses de una gran parte del electorado, pero cuyo modo de gobernar es incumplir las promesas.
Una idea que comparte Humberto de La Calle, quien afirma que “los populistas recurren a la antipolítica para hacer política”. De La Calle explicó que es una práctica que en Colombia se puede observar en los caudillos de izquierda y derecha, que buscan deslegitimar el estamento político del que han hecho parte y por el contrario, atribuirse el nombre y los intereses del pueblo.
¿Por qué son tan convincentes los populistas? Según explica Silva Romero, se debe a que apelan a una estructura dramática. “Si uno se pone a ver las películas más taquilleras de la historia del cine, comparten que sus protagonistas tienen amenazas muy concretas y que los antagonistas son muy fuertes. Es claro quién es el enemigo y ese es el relato que presenta el populismo.”
Los populistas proponen un paraíso al que se va a llegar: la solución de todos los problemas, lo que sus antecesores no han logrado. Y a su vez definen a los enemigos, que se convierten en obstáculos para llegar al paraíso, relata Silva Romero.
Aunque es un panorama incierto, los invitados tienen ideas claras de cómo combatirlos. Para Silva, la solución es usar argumentos para deslegitimar a los opositores, no caer en un juego de ataques virulentos que a la largan terminan generando apatía con el ejercicio político.
De la Calle considera que se debe hacer un frente común desde el centro. Dejar a un lado los extremismos y reconocer la diversidad, descentralizar el poder y que el principal acuerdo sea encontrar soluciones a los desacuerdos. No se trata de que todos pensemos igual sino que se puedan construir diálogos entre todos.