Aunque el patinaje de velocidad sobre ruedas le ha otorgado 17 títulos mundiales a Colombia, todavía no es un deporte Olímpico. Esta disciplina, de alto rendimiento, ha cultivado talentos como Cecilia “La Chechi” Baena, Fabriana Arias, Alexandra Vivas, Andrés Felipe Muñoz, entre otros. Luna Shalom Vargas viene abriéndose camino con fuerza, ella es campeona de patinaje de alta velocidad. Esta es su historia.
“Mira, papi, ya sé patinar”, fueron las palabras de esta niña al poco tiempo de usar los patines prestados de su hermano mayor, quien también se interesaba por este deporte. Lo que no se lograba imaginar era que esta simple e inocente acción se convertiría en su mayor sueño y motivación. El amor por el patinaje comenzó desde temprana edad, como si esto hubiera crecido a la par que ella. Sus padres, Nixon y Rocío, la apoyaron desde el inicio buscando diferentes escuelas que sacaran lo mejor de ella. Siempre fue una deportista talentosa, aprendía rápido y era muy atenta, a diferencia de muchos niños de su edad.
“Nosotros no sabíamos nada de este deporte, lo único que se escuchaba era de la ‘Chechi Baena’”, comenta Nixon. Tras pasar por diferentes escuelas hubo algo en el Club Alexandra Vivas (Avivas) que llamó su atención, y no era, precisamente, porque llevara el nombre de una campeona del mundo, sino la cantidad de deportistas talentosos que había. Ahí debía estar su hija.
Primer campeonato departamental de Luna. 2010.
Después de dos horas de recorrido, llegaron al Parque San Andrés, donde, finalmente, inscribieron a la pequeña y le entregaron su formación deportiva a Carlos Ruiz. Al principio dudaban de su forma dura de corregir, pero tiempo después le entregaron toda su confianza y cariño. Con Ruiz, Luna pasó toda su etapa de escuela y, posteriormente, como deportista ligada en menores, una categoría que va desde los 7 hasta los 10 años.
“Desde el primer momento ella dio visos de ser una deportista diferente. Siempre se destacó, era menuda y pequeña, pero esto le facilitaba moverse rápido. Corregirla y guiarla era una tarea fácil, el resto viene de ella”. Así la recuerda su primer formador con orgullo, quien sigue asistiendo a sus competencias, aunque ya no sea él quien la dirige. Es un espectáculo verla competir.
Con el tiempo pasó a manos de Jhon Torres, encargado de su formación y dirección en la categoría transición, desde los 11 hasta los 14 años. Aunque el proceso ha sido en cooperación de psicólogos y de sus padres, Luna ya no era solo una deportista destacada, ahora llevaba a toda la categoría a lo más alto del pódium, ganaba seis pruebas de sies, era la campeona absoluta. Le entregaba placas de reconocimiento deportivo a su club, fortalecía la imagen, les daba seguridad y apoyo a sus colegas. Era una ficha clave, por lo que los entrenamientos cada vez se hacían más fuertes y su profesionalismo se hacía mayor.
“Siempre ha sido una niña humilde, con los pies en la tierra, sabe que aunque suene duro, aún no ha ganado nada. Respeta al entrenador como a sus padres, y esto en un deportista es fundamental”, dice Jhon Torres, el segundo guía de Luna. Hace poco dejó la formación de la deportista en manos de su esposa Alexandra.
Desde niña sus padres le decían que era la mejor. Quizá por eso sus compañeros mayores la describen como una joven confiada en la pista, con conocimiento total de su cuerpo y en sus capacidades y una mente increíblemente poderosa. Es una contrincante difícil de vencer, explosiva y resistente, cosa que para Vivas, campeona del mundo en la modalidad de fondo, es un plus que pocos tienen: “Luna es una fondista rápida y ágil”.
Luna, campeona distrital de la categoría de menores en 2012.
A los 13 años, siendo parte de la categoría Junior, fue invitada a competir en el selectivo Bogotá para disputar uno de los cuatro cupos que se asignan para correr en el Interligas, uno de los eventos más importantes en el calendario deportivo del patinaje de velocidad. Se estaba enfrentando con una categoría superior a la suya, pero eso no fue un obstáculo: pasó a la selección y honró a la Capital vistiendo sus colores. “Esta experiencia fue muy enriquecedora para ella, ya que es fácil sentirse bien cuando eres la mejor, la más grande, pero cuando debes trabajar para competir con alguien mejor que tú y no eres la favorita, ahí está el aprendizaje”, comenta Vivas, quien en este campeonato fue parte de la planta de entrenadores de la Selección Bogotá.
Los entrenadores y los padres de Luna no la presionan ni aceleran sus procesos deportivos. Con esto, evitan que ‘se queme’ o que deje de disfrutar lo que hace, pues su núcleo familiar debe afrontar distintos sacrificios económicos, todos se adaptan y toman fuerzas para apoyar a la deportista; su amor por este deporte ahora es su profesión. “A veces quisiera que Luna dijera ‘no más’, que se retirara para poder dormir hasta tarde, tener una vida más tranquila, no tener que hacer tantos gastos, poder comer como cualquier persona. Es que yo también me canso del ‘corre corre’, luego respiro, la veo feliz y eso es suficiente para continuar apoyándola”, cuenta Rocío, su madre, una mujer tranquila, amable, cariñosa y muy paciente.
En promedio, un deportista de alto rendimiento gasta mensualmente $1.500.000 pesos en transportes, alimentación especializada, suplementos, hidratación, gimnasio y la mensualidad en el club. Sin incluir las inscripciones a competencias distritales o nacionales, hospedajes, juegos de ruedas, rodamientos y todo lo que conlleva salir de la ciudad para competir. Simmons Rana Racing (marca india de patines) se convirtió en un respiro para la familia cuando decidió brindarle apoyo a Luna con botas, chasis y otros implementos.
No obstante, el sacrificio de la deportista y su familia no ha sido solo económico. Luna eligió los entrenamientos a las cuatro de la mañana sobre las fiestas, reemplazó las salidas a cine por horas de sudor en el gimnasio, una pijamada por horas de sueño extra para la recuperación, un postre por una barra de proteína. La diferencia es que cuando el amor y la pasión tocan la puerta de esta profesión, no cuentan como sacrificios físicos o sociales, sino como inversiones para el mismo deportista. Según campeones del mundo, nadie entiende que todo esto se retribuye, cuando por un logro tuyo, suena el himno de tu país y recuerdan a Colombia como eso, una nación de campeones.
Luna Shalom Vargas es una deportista de 15 años de la categoría mayores, dirigida por la múltiple campeona del mundo y entrenadora de la selección Bogotá Alexandra Vivas. Cuando le preguntan por Luna, Vivas dice: “Luna es mucho mejor que yo. Ella ha ganado desde siempre, yo lo hice hasta mayores, ella es rápida, yo no lo era”.
No hay nube que apague la luz de Luna. Es una mujer humilde, tranquila y buena compañera, que contagia de alegría a todos los que la rodean. El club en el que entrena es su segunda familia: muchas madres de Avivas la consideran como hija propia, y sus compañeras la ven como una hermana que les regaló la vida.
Alexandra Vivas y Luna Shalom, campeona de Interligas - Selección Bogotá en 2018.
Los logros de Luna Shalom
Su último gran logro fue en el campeonato sudamericano en Guayaquil, Ecuador, en el que se proclamó campeona absoluta. Aunque aún es joven, su mirada fijó la meta de pertenecer a la Selección Colombiana de Patinaje. Luna es un fruto de la ‘cuna de los fondistas’, como es conocida la Capital, un talento innato de este deporte que le dará en un futuro muchas emociones y triunfos al país. Su proyecto reciente se encaminaba hacia una gira europea, de la que, sin duda, volvería victoriosa, pero que por la pandemia mundial por la covid-19, fue suspendida junto con los demás eventos del calendario deportivo.
Por lo pronto, sigue entrenando su cuerpo con las clases virtuales de tabla, rodillo, off skate, entre otros, que están siendo igual o más fuertes que los presenciales. También fortalece su mente, su espíritu y sigue respondiendo con las actividades de su colegio. Su carrera deportiva sigue despegando como hasta ahora lo ha hecho, no solo espera darle muchos títulos mundiales al país que la ha visto sufrir y ganar, sino ¿por qué no? que de aquí a allá, el Comité Olímpico Internacional al fin le haya dado a este deporte la tan anhelada noticia de ser incluido en estos importantes juegos, con los que todo deportista sueña y se prepara para algún día ganar.