“En un pueblo, una cosa pequeña donde uno no tiene el amparo de la gente, atreverse a decir algo es de valientes, porque uno tiene que pensarlo dos veces, y más que pensarlo, debe meditar cuáles serán las posibles consecuencias”, así comienza el relato del periodista Elkin Parra Chávez, director y locutor de la emisora Sasaima Estéreo. Elkin lleva aproximadamente 42 años ejerciendo como periodista empírico, trayectoria que comenzó en diferentes emisoras de Bogotá como locutor, grabador y productor de radio, entre estas emisoras se encuentran: Punto Cinco, Emisora el Dorado, Candela Estéreo, Radio Total, Radio 24, Radio Capital de Todelar, Radio Musical, Radio Continental y Radio Cordillera.
Un hombre entregado a su carrera y a su familia, como lo aseguran sus hijos Viviana y Diego Parra. “La vida de él es la emisora, nunca busca sacar un provecho económico sino ayudar a los demás”, dice Viviana.
Apasionado por ayudar al pueblo y enamorado de su papel como vocero de la comunidad por medio del periodismo, asegura amar su profesión y no arrepentirse de nada en su trayecto profesional, sin embargo, al igual que una gran cantidad de periodistas regionales, se encuentra estancado en un túnel sin salida, un túnel que amordaza las voces de periodistas por el temor de llevarlos a su muerte.
Desde hace 35 años Elkin Parra tiene su propio estudio de grabación en Bogotá, ha grado alrededor de unos 600 trabajos discográficos para diferentes grupos musicales.
Sus inicios en el periodismo
A sus 19 años comenzó a involucrarse en el medio de la radio, al graduarse como bachiller ya había grabado una radio novela casera, la cual, sin imaginarlo, le abrió las puertas para trabajar en la radio. “Alguien escuchó la radio novela por molestar y le dijo a mi hermano: ‘Su hermano tiene buena voz, debería ser locutor’, y da la casualidad que esta persona tenía un amigo en la radio y, efectivamente, me abrieron las puertas”, cuenta.
Asegura que ha sido una de sus mejores decisiones, pues es feliz con su profesión, ejercer en este medio le ha ayudado a aprender de todo un poco para su vida. Por otro lado, cree firmemente que su misión radica en continuar su legado en el periodismo a través de su familia. Su hijo Diego Parra, también ejerce el periodismo en una emisora en Paraguay, y su Hija Viviana Parra, quien administra la radio, también se ha hecho partícipe de la emisora en Sasaima.
“Desde chiquitos mi papá nos ha puesto a grabar para la emisora, pero a mí en lo personal no me llama nada la atención. Sin embargo, en el programa del viacrucis está grabada mi voz desde hace ocho años, él dice que tengo buena voz para la radio”, cuenta su hija Viviana.
Y no siendo suficiente, su nieta Nicol, de 12 años, inauguró en la emisora una sección para niños titulada “Semillitas”, en donde busca incentivar a los niños a informarse por este medio de comunicación. Gracias a la inspiración de su abuelo, asegura que le gustaría trabajar profesionalmente en la radio cuando termine el colegio, pues ha logrado ver y entender la importancia de informar a una comunidad.
“En el pueblo hay mucha gente que no tiene televisores y su único medio para poder informarse desde su casa es la radio, me gustaría mucho cuando grande poder ayudar, así como lo hace mi abuelo”, dice Nicol.
Sus compañeros aseguran estar satisfechos con la compañía laboral de Elkin, pues siempre está tratando de brindarles las mejores herramientas para mejorar y darle un sentido de pertenencia al periodismo.
Silenciamiento
Las personas de Sasaima lo consideran una persona muy colaboradora y entregada a su profesión. “Nosotros lo vemos como un líder, nunca hemos sabido de un problema con él, prácticamente se habla con todo el mundo. Siempre está dispuesto a ayudar sin importarle nada”, aseguran. A pesar de esto, por parte de Elkin se siente un sin sabor de emociones debido a la limitación de la verdad en su campo profesional, pues para nadie es un secreto cómo, a través de la historia, el silenciamiento local ha sido una de las estrategias principales para la recomposición en el orden social del país.
A lo largo de la historia de Colombia, se han realizado distintos estudios donde se evidencia cómo los intereses políticos, paramilitares y guerrilleros han afectado en gran medida a periodistas regionales. Este no es la excepción, pues hace algún tiempo, Elkin tuvo que vivir el periodismo desde una época fuerte en el municipio, asegura ha sido un momento muy delicado en su trayectoria periodística, pues sintió, más que nunca, el desamparo de su oficio.
“Hubo una época donde la guerra entre las antiguas FARC y los paramilitares estuvo fuertemente marcada. Yo trabajaba en la sede principal de la emisora. Un día, en el sitio donde teníamos los transmisores, nos escribieron la palabra FARC y otras cosas”, cuenta. Debido a esta situación toda la emisora se vio en la obligación de emigrar del sitio hacia un lugar ubicado frente a una base del ejército, pues en ese momento fue la única medida de seguridad que encontraron.
Debido al poco apoyo económico recibido en la emisora comunitaria del pueblo, labores periodísticas como la investigación son aspectos que se cierran a su instinto profesional. “Considero que es muy difícil hacer investigaciones”, dice. Y añade: “Si en la emisora nos llegan con algún tipo de información o denuncia simplemente nos limitamos a hacer un comentario al respecto, sabiendo y conociendo que al que uno está denunciando es un enemigo para la emisora”, asegura.
Por esta razón, la radio comunitaria, al no tener un debido apoyo que le brinde garantías de seguridad, se ha visto limitada a hacer denuncias o a tocar temas específicos, pues no es conveniente para la emisora perder la única pauta publicitaria que les brinda la alcaldía.
Siente en su corazón, que no hay nada más bonito que inculcar la importancia del periodismo en su familia. Viviana y Diego desde muy pequeños han grabado distintas voces para la radio.
De la ciudad al pueblo
Teniendo como referencia su experiencia periodística en la ciudad y en el pueblo, Elkin manifiesta lo difícil que es manejar temas en un pueblo pequeño como lo es Sasaima, pues no es lo mismo hacer algún tipo de denuncia desde Caracol en Bogotá que hacerlo en la misma emisora del pueblo.
“Bogotá es otro cuento, a pesar de que también se va correr riesgos. Pero en un pueblo, muchas veces es preferible, antes que mostrar sus capacidades periodísticas, emigrar a un sitio donde pueda revelar esos detalles sin que tenga tanta complicación”, dice el periodista.
La mayoría de los municipios de la región de Gualivá, a la cual Sasaima pertenece, no son zona roja, es decir, que por encima de la violencia paramilitar y de la guerrilla, son los intereses políticos los que generan silenciamiento en los medios.
“Estoy arriesgando mi vida con cualquier comentario que haga por la radio comunitaria, más, si yo decido decir la verdad sin ningún problema, sabiendo los riesgos que puedo correr”, asegura.
Al inicio de su carrera, Elkin tuvo la oportunidad de ser animador en el primer aniversario de Radio 24 junto al grupo de Diomedes Díaz.
Al borde de la muerte
Hace un año, la familia de Elkin sintió su ausencia más que nunca, un momento que al día de hoy definen como un milagro. Elkin fue diagnosticado con una neumonía muy delicada, duró mes y medio en cuidados intensivos, tiempo en el cual los médicos le estimaron un 2% de probabilidad de vida.
“Duré quince días sedado, dormido y con oxígeno, le dijeron a mis hijos que no me podían seguir sedando porque después de quince días eso me podía dejar como un vegetal”, recuerda.
Para fortuna de él y de su familia, su cuerpo logró reaccionar. Sin embargo, este suceso le dejó consecuencias graves para su carrera profesional, pues durante la cirugía sus cuerdas vocales terminaron igualmente afectadas. Elkin se ha encargado de grabar las principales voces de la emisora, pero debido a este acontecimiento asegura que ha sido muy difícil para él volver a manejar las tonalidades con las que solía trabajar.
Ha sido un proceso difícil, sin embargo, para él solo un reto más para su vida, pues asegura que la pasión hacia su profesión le da la fuerza para superar cualquier dificultad.
“A penas yo salí de cuidados intensivos salí corriendo para la emisora, la emisora es mi vida, ejercer el periodismo es mi pasión”. Añade: “Duré seis meses sin hablar, me ha tocado grabar tonos debajo de lo normal, dicen que es muy lenta la recuperación pero algún día tendré que recuperar al cien la totalidad de mi voz”.
Elkin trabajó 8 años en el Grupo recorriendo Cundinamarca, desempeñándose en producción radial en un programa llamado “La Red” que salía todos los días.