Un llamado a los colombianos para que tomen conciencia sobre lo maravilloso y frágil de la naturaleza, en un acto de respeto por los parques y reservas naturales más allá del marco legal que los protege, es la reflexión que hace el director del Departamento de Ciencias Biológicas y Ambientales de Utadeo, Andrés Franco, en su más reciente columna de opinión publicada en El Tiempo.
Según el tadeísta, los nacionales tienen una pésima relación con la naturaleza, al tiempo que los niveles de concientización y amor por el medio ambiente son mínimos, en un país que ha sido calificado como megadiverso. Muestra de ello es que, desde el marco legal, un poco menos del 20 por ciento del territorio colombiano ha tenido que ser blindado bajo alguna figura de protección ambiental, que en todo caso, es ineficaz frente a la acción depredadora del hombre, por intermedio de la ganadería, la agricultura, la deforestación y los rellenos sanitarios.
“Que Colombia requiera salvaguardar casi una cuarta parte de su territorio para preservar el patrimonio natural indica que desde colegios, universidades y ONG no se está haciendo eficazmente la tarea de educar sobre el papel que tienen los colombianos como parte integral del ambiente en que vivimos. Son las mentes de quienes pisamos el suelo patrio las que requieren blindarse de pensamientos destructivos frente a la naturaleza, como aquel según el cual los bosques, las playas y los mares están al servicio de nuestras necesidades, en lugar de entender que somos parte integral de ese engranaje complejo del planeta viviente”, puntualiza el columnista, quien finaliza recordando que los territorios, así como los animales y las plantas que los habitan, son indiferentes a las normativas humanas, pues se rigen por principios mucho más complejos que los límites que dispone la legislación.