En su texto sugiere que esta acción va en contra de la normatividad constitucional, debilita la institucionalidad y afecta la imagen presidencial. A pesar de que los manifestantes buscan mejoras en diversos aspectos, como salud, empleo, educación, y justicia social, se considera que la estrategia de convocar marchas y contramarchas no está funcionando y que las reformas enfrentan obstáculos en el Congreso.
Además, critica el uso de promesas populistas y paternalismo por parte del presidente y su equipo. Aunque menciona que el presidente Petro cree que su gobierno va por buen camino, señala que la participación en las marchas no representa a la mayoría de la población, y se sugiere la necesidad de un equipo administrativo competente y una mayor adherencia a los principios democráticos y constitucionales.
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