En el texto, Isaza explica que en el Antiguo Testamento, Jehová y Satán se encuentran y conversan amigablemente, decidiendo hacer una apuesta en la que el premio es derrotar al otro. Job, un siervo de Dios descrito como justo y religioso, sufre graves pérdidas y desgracias debido a esta apuesta. El autor cuestiona cómo un Dios amoroso puede aceptar una apuesta que cause tanto sufrimiento a sus criaturas.
Se menciona que Satán se pasea libremente con los ángeles del Señor y que después de sufrir varias desgracias, Job se lamenta y cuestiona a Dios. La respuesta del Señor no es amable, enumerando sus maravillas como creador y afirmando su poder sobre todo lo que hay bajo el cielo. Finalmente, para tener un final feliz, el Señor duplica las posesiones de Job.
En resumen, el texto plantea la idea de hacer ajustes en el libro de Job para evitar conflictos y cuestionamientos sobre la apuesta entre Dios y Satán, y resalta la respuesta del Señor ante las lamentaciones de Job.
Lee la columna completa, aquí