Desde la década de los ochenta los manglares, esas ‘guarderías’ naturales que albergan y protegen a distintas especies de peces y mariscos, se encuentran a nivel global en un riesgo nunca antes visto. Según la FAO, se ha destruido cerca del 30% de su superficie a nivel mundial, mientras que en Colombia, se considera que la pérdida de su cobertura es cercana al 57%, desde 1960.
A propósito del Día internacional de los Océanos, el diario El Tiempo, en sus ediciones digital e impresa, publicó los resultados de la investigación adelantada en conjunto entre Utadeo, la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua y la Universidad del País Vasco (España), cuyo interés se centraba en la evaluación del estado de los manglares en Colombia y en ese país centroamericano.
La investigación en nuestro país fue liderada por Michael Ahrens, quien junto con su equipo tomaron muestras a cerca de ochenta ostras como bioindicadoras de estos ecosistemas, ejemplares a los que se les midió la presencia de metales pesados, entre ellos el mercurio y el cadmio: “La importancia de estos moluscos radica en que al cumplir una función de filtros del agua que circula por los manglares, se alimentan de muchos de los nutrientes que allí se encuentran, al tiempo que son fuente de alimentación de peces e incluso el hombre, logrando así una transferencia de los componentes químicos que están presentes en el ecosistema, tanto en sus aguas como sedimentos. Adicionalmente, las ostras son abundantes en ambos países y son sensibles a las partículas contaminantes que consumen”, indica el medio de comunicación.
Para ello se tomaron cinco zonas del Caribe colombiano: la Marina de Santa Marta, las playas de Taganga y Barú, el puerto de contenedores de Cartagena e isla Brujas, mientras que en Nicaragua se exploró la zona de las islas Halfway y Pigeón, así como Punta Lora.
Los resultados más significativos de la investigación apuntaron a que Barú e isla Brujas (Cartagena), que eran considerados ecosistemas prístinos, presentaron altos índices de concentración de cadmio en época de lluvias, probablemente por la actividad industrial y las trazas de fertilizantes provenientes de la producción agrícola del canal del Dique.
En todo caso, la investigación también brinda buenas noticias, especialmente aquellas procedentes de la bahía de Cartagena, donde se ha dado una disminución considerable del mercurio, aunque aún sus niveles son intermedios en comparación con los estándares internacionales: “Una conclusión clave del estudio es que en todos los lugares de muestreo se evidenció contaminación por metales en los tejidos de las ostras, aunque en diferentes combinaciones para cada lugar. Ello preocupa en la medida que significa que ya no hay lugares “prístinos” o libres de contaminación”.