Los cambios climáticos que afectan la sabana de la ciudad generan cuantiosas pérdidas en los cultivos de horticultores y floricultores. Uno de los problemas más frecuentes son las famosas heladas. Ante ello, un grupo de tadeístas de la línea de investigación sobre control de clima bajo invernadero del Centro de Biosistemas Alberto Lozano Simonelli y de la Maestría en Modelado y Simulación crearon una solución a este problemática. Se trata de una alternativa de invernadero para la producción hortícola en el trópico altoandino que consta de una estructura más alta que la tradicional, así como de un sistema colector de energía solar que permite almacenar el calor en el día para mantener la temperatura del cultivo en la noche.
Esta investigación, desarrollada en conjunto con la Universidad Nacional, la Universidad de La Salle y Asocolflores, fue destacada en la sección Ciencia del diario El Tiempo en sus ediciones digital e impreso, así como en el programa Hoy por Hoy de Caracol Radio, dirigido por Darío Arizmendi. El artículo de periodismo científico fue publicado inicialmente en el portal web de la Revista Expeditio de Utadeo.
Según los medios de comunicación, el invernadero propuesto es de aproximadamente 600 metros cuadrados y es más alto que los tradicionales, al tiempo que su estructura metálica, cimentada en concreto, brinda mayor solidez y una reducción de los gastos y tiempos de mantenimiento. La altura permite tener mayor ventilación de los cultivos, haciendo que circule mejor el aire.
En un segundo momento, los tadeístas crearon un sistema de calefacción pasiva que aprovecha la energía solar de forma directa para convertirla en calor durante la noche. El sistema consta de un colector solar, conformado por una superficie metálica fabricada en lámina de zinc, que al exponerse al sol se caliente para transferir la energía al aire que entra en contacto con esta: "Este calor se almacena durante el día en un tanque de concreto subterráneo recubierto con un aislante térmico y en el cual se disponen unas botellas plásticas reciclables llenas de agua, líquido al que de nuevo se transfiere el calor procedente del aire. Ya en la noche, el calor almacenado vuelve a calentar el aire y sale por los ductos de ventilación del invernadero”, destacó el medio.