Pinzón hace una crítica sobre la idea de pagar a delincuentes y jóvenes para evitar la violencia, argumentando que esto va en contra de la ética y la dignidad ciudadana. En su lugar, sugiere que el Estado debe enfocarse en desarrollar programas que promuevan la productividad, la educación, la prevención de la salud y la mejora de las condiciones de vida de los sectores más vulnerables. Además, afirma que la paz ha sido buscada a lo largo de la historia, pero se debe lograr a través de medios justos y no mediante la impunidad.
También menciona que la violencia puede tener diversas causas, como injusticias e insatisfacciones, y que la solución radica en abordar estas cuestiones de fondo en lugar de pactar con los delincuentes. Asimismo, destaca que la paz puede alcanzarse a través del sometimiento, la imposición de normas, el terror o la libertad, dependiendo del contexto histórico y político.
En cuanto a la situación en Colombia, el presidente del Consejo señala el desorden moral y la corrupción en el Estado, haciendo hincapié en la necesidad de un equipo administrativo competente y la definición clara de metas para alcanzar objetivos fundamentales.
En resumen, el texto plantea que la paz y la convivencia no deben basarse en pactos con delincuentes, sino en abordar las causas de la violencia y trabajar en mejorar la sociedad de manera ética y justa. También critica la falta de liderazgo y la corrupción en el país como obstáculos para alcanzar estos objetivos.
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