El crecimiento financiero fue el tema central de la más reciente columna de opinión del profesor emérito de Utadeo, Salomón Kalmanovitz, publicada el pasado 26 de febrero en El Espectador. El columnista menciona que llama la atención que el crecimiento de la economía dependa del sector financiero, el cual ocupa más de una quinta parte del Producto Interno Bruto del país.
Pero, ¿qué tanto hace el sector financiero para tener incidencia en la economía, más allá de la industria, el petróleo, la minería y el agro? Para el especialista, este sector “Recoge ahorro del público y lo presta a las empresas y a las familias. Las empresas pueden invertir más, mientras que las familias adquieren vivienda, carros y otros bienes de consumo que no podrían pagar de contado. El PIB del sector es igual a las utilidades (muy elevadas) más los salarios que son un monto modesto porque es poco intensivo en trabajo, sobre todo después de la introducción de cajeros automáticos y la informatización de todas las operaciones bancarias. Las utilidades surgen de la diferencia entre las tasas de interés de captación y las de colocación que va de 5 % en créditos a las empresas hasta el 25 % en lo que cobran por las tarjetas de crédito”, destaca el autor.
Kalmanovitz recuerda que la banca administró durante el 2016 activos por $575 billones, distribuidos en préstamos o inversión. De igual forma, afirma que el Gobierno les entregó a las administradoras de fondos privados gran parte del manejo de las cesantías y las pensiones, que en total suman $428 billones.