Por: Camilo Llanos
La saga de Thor inició en el 2011 con una entrega dirigida por Kenneth Branagh, que se sentía como una buena película de origen con toques muy solemnes y “shakesperianos”. La historia del Dios del trueno continuó con Thor: Un Mundo Oscuro (2013), dirigida por Alan Taylor, un filme que al final fue un producto muy irregular y olvidable, siendo sincero no tengo muchos recuerdos de esta segunda parte. Fue en el año 2017 con el estreno de Thor: Ragnarok que la cinta muto, esto gracias a Taika Waititi, llevando al superhéroe vikingo de Marvel a los dotes cómicos, a cargo de Chris Hemsworth, y apartando al personaje de sus ínfulas shakesperianas hacia algo más irreverente y entretenido. Este estilo se consolida de forma definitiva con Thor: Amor y trueno, secuela en la que repite Waititi como director y ahora también como uno de los dos guionistas.
Taika Waititi es un director talentoso y uno de los más solicitados en la actualidad, con una visión muy particular, donde pone por encima la comedia sobre el drama, por eso en su filmografía encontramos cintas como “Lo que hacemos en las sombras” (2014), este filme es uno de mis favoritos, “Cazando Salvajes” (2016), “Jojo Rabbit” (2019) , en todas podemos ver su estilo concentrado en la sencillez, las risas y muy poco toque dramático, un director con un estilo que siempre busca que el espectador pase un momento divertido y entretenido en el cine.
Sin entrar en spoilers con la historia, “Thor: Amor y trueno” retoma la historia del Dios del trueno donde terminó “Vengadores: Endgame”. Thor se encuentra viviendo miles de aventuras con los Guardianes de la Galaxia; al mismo que tiempo que se encuentra sufriendo una crisis de los cuarenta milenaria que lo hará replantearse su lugar en el cosmos; pero pronto la amenaza de Gorr el Carnicero de Dioses lo hará volver a Nueva Asgard donde se reencontrará con su viejo amor: Jane Foster quien ahora se ha convertido en La Poderosa Thor (Esto aparece en el trailer así que no es un spoiler). Junto con la Reina de Asgard emprenderán un viaje a Ciudad que terminará en una batalla sin igual contra Gorr, que tiene como misión acabar con Thor y todos los dioses del universo Marvel.
Siendo sincero la película inicia bien, la primera parte de Thor: Amor y trueno es decididamente graciosa y tira “toda la carne al asador”: desde la presencia de todos los Guardianes de la Galaxia hasta cameos en el marco de una representación satírica de los personajes de la saga. La cinta avanza y poco a poco ese disfrute se va difuminando y en la segunda mitad, “Thor: Amor y trueno” (musicalizada con los grandes éxitos de Guns N’ Roses como Welcome to the Jungle, Paradise City, November Rain y Sweet Child O’ Mine, algo que disfrute demasiado) se contenta en ser una comedia romántica, con un trasfondo de sentimientos de culpa y redención, bastante genérica y convencional. El resultado no deja de ser simpático y por momentos convincente, pero la sensación que deja es de un retroceso respecto a la que para mí es la mejor entrega de la saga, “Thor: Ragnarok”.
Lo mejor del filme la actuación de Christian Bale como Gorr, un villano que su razón se siente bien explicada y al mismo tiempo te siente igual que el, porque ese pensamiento que los Dioses son personas envidiosas y que piensan en uno mismo es una idea que siempre se ha sentido latente en nuestra sociedad. Cada vez que Bale aparece en pantalla hay un sentimiento de poder y miedo. También, todos los actores realizan un excelente trabajo, sin embargo, eso no es suficiente para salvar una cinta que, como ya lo dije, se vuelve repetitiva en sus chistes y cada vez que va avanzando pierde su chispa, volviéndose una cinta muy convencional.
Al final del día, “Thor Amor y Trueno” es una cinta muy Taika Waititi, entretenida y muy cómica que se va cayendo a pedazos por ser muy absurda y genérica, dando pie a sugerir que es hora que este personaje madure y tome un toque un poco más serio.