Por: Juan Camilo Llanos
El estreno de una nueva película de Paul Thomas Anderson es todo un acontecimiento para los amantes del cine. Uno de los mejores directores de la actualidad, que en su trayectoria ha realizado auténticas joyas del séptimo arte como “Boogie Nights”, “Magnolia”, “Punch Drunk Love”, “The Master”, “Petróleo Sangriento” o “El Hilo Invisible. En mi caso estaba super emocionado, con expectativas altas por ver qué nos ofrecía, les puedo decir que cumplió mis expectativas, -y aunque no es una de sus mejores películas- ganó mi corazón y es una de mis favoritas.Cuando somos adolescentes, lo único que nos importa o preocupa en este mundo es la vida y los problemas que conlleva la misma: el colegio, los amigos, la diversión y las personas a nuestro alrededor que amamos lo son todo y no hay espacio para nada más. Sobre esos días de ensueño trata la más reciente película del director Paul Thomas Anderson, “Licorice Pizza”, una colección de viñetas enfocadas en la juventud, los riesgos, el drama, las experiencias y la dulzura y nostalgia del primer amor, con sus idas, venidas y vueltas.
“Licorice Pizza” nos cuenta la historia de Gary Valentine (interpretado por Cooper Hoffman, hijo del fallecido actor Phillip Seymour Hoffman, actor fetiche de PTA) quien es un joven actor y emprendedor de quince años, el cual, por azares del destino, conoce un día Gary a Alana (Alana Haim, cantante e integrante de la banda HAIM con sus dos hermanas), una chica de veinticinco años buscando su lugar en el mundo. A partir de ese suceso la película se convierte en un relato sobre los encuentros y desencuentros amorosos de ambos personajes quienes buscan constantemente su propósito en la vida en el cambiante Valle de San Fernando de los años 70.
Uno de los apartados más fuertes y que más me gustó de la película son las actuaciones a cargo de los jóvenes actores Cooper y Alana, que debutan en la pantalla grande con unas interpretaciones brillantes, magnéticas, carismáticas (actuaciones ignoradas por la academia). Ambos son perfectos en sus respectivos papeles y se nota una increíble química en pantalla, desde su primera conversación (un plano secuencia espectacularmente dirigido tan característico del cine de Paul Thomas Anderson) uno puede sentir el chispazo entre ambos jóvenes.
Por otro lado, la recreación histórica de los años 70 en el diseño de producción, los sets y las locaciones también es un trabajo excelente, bastante impresionante y se siente bastante realista que demuestra todo el exhaustivo trabajo detrás de la cinta. No puedo olvidarme de la impecable fotografía a cargo del propio Paul Thomas Anderson en colaboración con Michael Bauman, quienes crean planos secuencias maravillosos y encuadres hermosos acompañados de una excelente banda sonora de Jonny Greenwod (yo no sé ustedes, pero una banda sonora con canciones de David Bowie, Nina Simeone, The Doors, Paul McCartney y demás artistas de los años 70 es algo que disfruté demasiado en el cine).
“Licorice Pizza” es una película donde uno de sus puntos más flacos es alguna decisión argumental que hace perder la fluidez del film, pero que sigue demostrando el talento como director de Paul Thomas Anderson. Por eso, es justa su nominación en los Oscar’s de este año en las categorías a mejor película, mejor director y mejor guión, ya que es una embriagadora muestra de depurado manejo del lenguaje cinematográfico y profundo amor por contar historias.
Puede ser una cinta que ames u odies al instante -con algunos episodios aburridos-, pero tiene una calidad increíble, unas excelentes actuaciones, con momentos de verdad enternecedores, toda la primera parte es alegría pura, sin duda es un filme que disfrut y volvería a ver, ya que la historia de Alana y Gary es algo que alguna vez hemos vivido. Porque todos hemos corrido bien sin saber hacia dónde.
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