Teatro en la pantalla: Hamilton y The boys in the band

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Teatro en la pantalla: Hamilton y The boys in the band
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Sábado, Marzo 27, 2021

Por: Antonia Gómez Almarales

 

Siguiendo con la celebración del día internacional del teatro, hoy les quiero recomendar dos de mis adaptaciones favoritas de las tablas al cine —o al streaming si quieren ponerse con tecnicismos—, que nos presentan dos formas diferentes de traducir una obra en términos de un audiovisual.

 

El primero es The boys in the band, un largometraje dirigido por Joe Mantello para Netflix en 2020 que cuenta la historia de un grupo de amigos gays que se reúne en Nueva York poco antes de los disturbios de Stonewall para celebrar el cumpleaños de uno de ellos; las cosas se complican a medida que la noche avanza, el alcohol fluye y algunas cosas que tenían sin decir, salen a la luz. Esta cinta es la adaptación de la obra homónima escrita en 1968 por Mart Crowley, y cuenta con el mismo reparto que le dio vida en Brodway en 2018: Jim Parsons, Zachary Quinto, Matt Bomer, Andrew Rannells, Robin de Jesús, Charlie Carver, Brian Hutchinson, Michael Benjamin Washington y Tuc Watkins. Producción que obtuvo el premio Tony por ‘Mejor reestreno de una obra’.

 

Mantello nos trae una película con un guion que refleja todos los años de escritura y reescritura que la obra pueda tener detrás, actuaciones que le otorgan a cada personaje una personalidad característica, concisa, y a un Jim Parsons completamente alejado de la física y los cómics. Tiene un diseño de producción muy armonioso que nos ubica con un vistazo en la época donde se ambienta la película, y un ritmo en montaje que no nos permite despegar los ojos de lo que está ocurriendo. Es, si se quiere, la forma tradicional de adaptación a la pantalla: convertir el guion de teatro en uno de cine y aprovechar las nuevas herramientas que este medio ofrece. Les recomiendo mucho ver The boys in the band si les gustan los dramas y casi que les garantizo que éste los tendrá al borde del asiento.

 

Hamilton es un caso de adaptación bastante distinto. Esta obra nos muestra la vida de Alexander Hamilton, uno de los padres fundadores de Estados Unidos, con sus diferentes etapas y matices en forma de un musical con canciones rap.

 

Se estrenó en Brodway en 2016 y ha sido una revolución desde entonces como bien lo dice su slogan, no sólo por haber batido una gran cantidad de récords —como el mayor número de premios Tony obtenidos en una noche, con un total de 11 estatuillas, o que el álbum haya sido parte del top 200 de la lista Billboard por 248 semanas—, sino también por la forma misma como fue concebida y planteada. Su creador es Lin Manuel Miranda, un neoyorquino de ascendencia puertorriqueña, quien se lanzó a escribir esta obra luego de la acogida que tuvo su primer musical In the heights,ofreciéndonos una visión de la historia estadounidense que, a mi parecer, no se siente como propaganda y una propuesta de reparto consiente de que, para contar dicha historia, no necesita de actores que se asimilen físicamente a estas figuras históricas, sino de aquellos cuya actuación realmente nos hagan sentir.

 

Hamilton —la película— estaba pensada en un principio para ser proyectada en la pantalla grande, pero como todo se volvió un caos el año pasado, Disney compró sus derechos y posteriormente la estrenó en Disney+, sin embargo, la película sí se rodó como una producción independiente. Consiguieron algunas cámaras y grabaron la obra en el teatro desde distintos ángulos y distintos valores de plano, lo cual es un gigantesco punto a favor al momento de querer alejarse de parecer un video casero.

 

El ‘problema’ que en este caso supondría grabar la obra desde el teatro y convertirla en película, es la gran diferencia entre la libertad que tiene la mirada del espectador cuando está en el teatro y la mirada de quien ve una película, pues ésta última siempre estará sometida a lo que el director quiera mostrarle. Por suerte, el director de la obra, Thomas Kail, fue también el encargado de dirigir la película y creo que tiene un juicio muy acertado al momento de determinar cuándo nos muestra en pantalla el escenario completo con todos los actores y bailarines en escena, y cuándo podemos acercarnos al rostro de un personaje sin perdernos de lo que ocurre a su alrededor.

 

Es una de esas películas que siento, te cambian la vida, y esto se lo atribuyo en su mayoría al hecho de que todos los personajes están planteados de una forma espectacular, puedo verme reflejada en mayor o menor medida casi que en cada uno de ellos, al punto tal de identificación que te hace reflexionar sobra la postura que adoptas frente a la vida. Pero no me malentiendan, no es una obra existencial, pasa que a mí me llega muy al corazón.

 

 

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