Por: Antonia Gómez Almarales
Esta película me dio mucha risa. No es una comedia, tampoco es chistosa, pero es tan irreverente que me hizo reír un montón. Estamos frente a una cinta de fantasía tanto como lo es de acción.
Rápidos y furiosos 9 es un filme que tal vez no necesita de mucha introducción; tuvo su estreno en el Festival Internacional de Cine de Cannes, está dirigida por Justin Lin, trae de regreso a los antihéroes más veloces e invencibles del planeta y, en esta ocasión, Toretto se enfrentará a su hermano menor Jakob (interpretado por John Cena) para darnos una lección sobre la importancia de la familia.
La película hace honor a su nombre y no demora en iniciar, en cuestión de 5 minutos ya nos están planteando la misión principal y a partir de este momento es acción pura; con esto me refiero no solo a que hay muchas persecuciones, sino a que no cuenta con muchos diálogos y, los pocos que hay, están pensados para que las personas que no tenemos muy presente las entregas anteriores, podamos entender lo que está pasando. Saben manejar las tramas paralelas que tienen, de manera que nunca nos falta el movimiento, el puño, la patada, las carreras de carros.
Yo tengo dos problemas con la historia en general, el primero es que si a mí me están diciendo que no haga preguntas y que acepte que en este universo pasan cosas mágicas, el que un personaje se pregunte “¿Por qué pasan cosas mágicas?” rompe un poco con la promesa inicial —a lo mejor a ustedes les parece que era un reconocimiento adecuado y tal vez tardío en estas películas, solo hablo por mí—, eso y la escena que tienen hablando sobre Star Wars, que buscaba hacer un chiste con una premisa larguísima y mostrarnos a Charlize Theron siendo inteligente e intimidante, pero no sé si cumplió su cometido, si ya la vieron, díganme ustedes qué opinan.
Los personajes en general son bastante arquetípicos, lo cual, para la historia y tipo de largometraje que nos están presentando, funciona muy bien; de igual manera los nuevos tienen cada uno un rasgo que los hace fáciles de identificar. Estos dos aspectos en conjunto le juegan bastante a favor a la película dada la cantidad de personajes que intervienen en ella.
Mención de honor para Charlize Theron, que, aunque le hicieron un honguito y le tocó un par de diálogos extraños, la dio toda y también para la secuencia cuando Toretto está en el agua y comienza a recordar su vida, tiene buenas transiciones.
Esta es una película de fantasía que no busca ocultarlo, se desarrolla en un mundo donde no esperan que nosotros pensemos que lo que allí ocurre podría pasar en la vida real y yo creo que debe ser vista desde esa perspectiva; una vez dejas de buscar errores en la física y de pensar en lo improbable del escenario, da mucha risa. En particular, lo que a mí más me entretuvo fue lo surreal de todo lo que estaba pasando y la expectativa de ver qué idea loca se les iba a ocurrir después. No me atrevería a decir que esta entrega es lo que se podría esperar de una película de Rápidos y furiosos, porque he escuchado a muchos fanáticos de la franquicia decir que han perdido su esencia y yo estaría mintiendo si dijera que soy seguidora de la saga; pero, desde el imaginario colectivo que existe de las películas de Rápidos y furiosos que incluye pistas de aterrizaje infinitas, carros que saltan de un rascacielos a otro, submarinos que son sacados del agua por carros, personajes que resucitan, la familia, etc., sí mantiene esa línea y si eso es lo que están buscando, no se van decepcionar.
Respecto a lo anterior, un punto que vale la pena resaltar es que hay que ser coherentes con lo que se está viendo y lo que se espera de la película; Rápidos y furiosos en ningún momento aspira a ser un gran drama que busca que su audiencia reflexione y acompañe el viaje interno que debe realizar el personaje principal, por lo que no esperen encontrar tal cosa. Es como entrar a ver un musical y esperar que los personajes no canten, ambos casos dejan en claro desde su tráiler hacia qué audiencia va dirigida y qué tipo de público tal vez no disfrute verlas.
Si deciden verla, se enfrentarán a dos horas y media de una historia bastante sencilla en su esencia y grande en su forma: a una película de Rápidos y furiosos.