Por: Antonia Gómez Almarales
Créanme, como youtuber retirada que soy, cuando les digo que hacer un plano medianamente decente y que quede enfocado estando solo no es tan fácil.
Escrito, dirigido, filmado y editado por Bo Burnham en su casa, Inside es uno de los más recientes especiales de comedia de Netflix y tal vez una de las mejores películas que he visto en mucho tiempo.
Burnham es un actor, comediante y director estadounidense, a quien vimos hace poco interpretando el papel de Ryan en Promessing Young Woman (Emerald Fennell, 2020) y que también ha participado en otros proyectos como lo son Eight grade —cinta que escribió y dirigió en 2018—, o los especiales de comedia What y Make happyque dirigió junto a Christopher Storer en 2013 y 2016 respectivamente. Si ya conocen los especiales de Burnham, estoy muy segura de que no se van a decepcionar, trae consigo la misma agudeza y consciencia de sí característica de su comedia, esta vez potencializada por un formato audiovisual que le ofrece todo un abanico de herramientas que no se encuentran en el teatro, creando así un humor visual que le hace un complemento perfecto a su tono de parodia.
Tal vez el principal llamativo de este especial es la forma como fue llevado a cabo, Burnham lo grabó estando solo en su casa durante la cuarentena, pero no hace de ella el tema central de la historia —lo cual se agradece—. Como yo lo interpreto, Inside tiene dos grandes líneas narrativas: por una parte, es una meta-historia que nos muestra el proceso de creación del especial mismo, y, por otro lado, es una especie de sátira o parodia del internet que reflexiona sobre cómo funcionan las dinámicas a su alrededor. Ambas líneas se entrelazan para llevarnos de las risas a pequeñas crisis existenciales, analizando cada escenario con una visión muy honesta, desde la más pura realidad, aquella que luego da vida a los mejores chistes. No estamos frente a una historia lineal o aristotélica, si se quiere podría ser considerada una compilación de reflexiones, sin embargo, sí se presenta cierta evolución, podemos dar cuenta de ella en el rostro de Bo, en su cuerpo y el lugar mismo, que poco a poco es más caótico —no digo que arranque en perfecto orden, pero es cierto que la escenografía de los primeros videos está, tal vez, más pensada; esto no quiere decir que el final no lo esté, diría más bien que cambia su estilo a un desorden intencional—. Y es que una de las escenas que más me llegaron al corazón es justamente hacia el final, cuando él ya no sabe qué hacer frente a la cámara, pero no es como si se hubiera quedado sin ideas, de hecho, da la impresión de que tiene un guion para grabar en ese instante, pero una vez se para frente a la cámara no le salen las palabras, intenta decirlas y no lo logra, se desespera. Yo misma tengo videos así, cuatro o cinco minutos de silencio seguidos por un suspiro de frustración y el hecho de que Bo lo muestre estos momentos de realidad en su especial lo valoro como no se imaginan.
Es una proeza lo que logró Burnham en términos de la calidad audiovisual estando solo y, aunque hubiera tenido a un equipo detrás, la película sigue siendo preciosa en muchos aspectos. Respecto a la edición, nos encontramos con un montaje paralelo que alterna imágenes de Bo antes o después de rodar algunos planos con el resultado final de dicho rodaje, tiene transiciones abruptas que lejos de desorientar, siento que le dan dinamismo y ritmo al especial; esta película es un claro ejemplo de una cinta que el director puede ver ya editada en su cabeza antes de ser rodada, momentos como la video reacción que hace sobre su propia video reacción, o cuando está jugando un videojuego de él mismo, son reflejo de la planeación milimétrica que tiene detrás.
La cantidad de recursos que utiliza es tal vez lo que más admiro, se vale de algunas luces, el flash de su celular, una bola disco, la luz de la ventana, un video beam, entre otras cosas, para darle a un mismo espacio diferentes atmósferas según sea la necesidad de la historia. Los planos desde su composición son muy bellos y, de nuevo, pensar que él mismo era camarógrafo y actor, y que logró componer toda la película viéndose en el monitor, lo hace más asombroso.
No es novedad que Burnham se apoye en la música para contar historias, al punto de que podemos esperar a que pase, pero Inside no es un musical, o por lo menos yo no lo entiendo como tal —les recomiendo mucho un video en youtube de Scarlew Hazarc que se llama La La Land: Fantasía vs realidad, en la primera parte del video se dedica a analizar cómo funcionan los musicales— y es que tendríamos que entrar a definir qué es un musical, ¿es una historia contada a través de canciones?, ¿es una historia en la que cantan cada tanto?, ¿por qué de repente todos empiezan a bailar una coreografía perfecta? El caso, yo creo que Inside estaría más cerca a ser una compilación de videos musicales que a una película musical como tal.
Sé que estoy definiendo a Inside por negación —desde las cosas que no es—, pero tratar de catalogarla es difícil y no sé hasta qué punto sea necesario o prudente hacerlo, por lo que de verdad los invito a verla, es de esas piezas que te dejan pensando por un momento y qué mejor forma de hacerlo que a través del humor.
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