Redacción: Antonia Gómez Almarales.
Gambito -no confundir con una gambeta en fútbol- es un término usado en el ajedrez para referirse a la acción de sacrificar una pieza con el fin de obtener una ventaja, como la que tienen ustedes ahora frente a quienes no saben qué significa.
The Queen’s Gambit, por su nombre original, es la más reciente miniserie, o ‘serie limitada’ (como diría la academia), estrenada en Netflix; fue creada por Scott Frank y Allan Scott, y está basada en el libro homónimo de Walter Tevis publicado en 1983. Nos cuenta en siete capítulos la historia de Beth Harmon (interpretada por Anya Taylor-Joy), una joven huérfana que aprende a jugar ajedrez en la década de los 60 y descubre que es realmente buena. Ella intentará convertirse en la mejor del mundo mientras lucha contra la tentación de consumir drogas y alcohol.
La serie me gustó mucho, sin embargo, vamos en orden: la historia arranca con un fragmento del ‘futuro’ (si lo quieren llamar así), donde vemos a una Beth adulta corriendo para llegar a una partida. No me malentiendan, es algo que nada tiene de malo y una técnica bastante común en los audiovisuales, está ahí para generarle intriga al espectador y dejarlo cuestionándose, ¿cómo llegó nuestra protagonista a ese punto?, pero a mí este tipo de aperturas me producen interés y tedio casi en la misma medida, porque te ilusionan, se ganan toda tu atención, te llenan de intriga, y luego te dicen que tienes que esperar 6 horas para saber qué pasa después. Lo que sí les reconozco en este caso particular, es que tuvieron la amabilidad de no mostrarnos el final de la serie en el fragmento y eso siempre se agradece.
Taylor-Joy hace una actuación increíble, abarca las diferentes edades de su personaje valiéndose de gestos tan sutiles como su forma de sentarse para mostrarnos que es una adolescente, no necesita caer en clichés y con la misma astucia nos dice que pasó a ser adulta ajustando la gracia de su caminar. El trabajo de actores y guionistas frente a las partidas de ajedrez es más que digno de reconocimiento, imaginar lo complejo que debe ser escribir docenas de partidas y el reto mental que implica memorizarlas, me resulta realmente asombroso, piensen que en el papel dice: Beth: Af1, Beltik: Ab7, Beth: b3, Beltik: Te8, a simple vista es tan abstracto que lo podrían incluir en el Icfes sin problema.
Es una producción sin temor al silencio y, a mi parecer, esa es de las decisiones creativas más importantes y acertadas que pudieron haber tomado. La primera vez que los personajes disputan una final, sólo se escucha el reloj y las fichas moviéndose, creando una sensación de concentración absoluta y tensión evidente, aunque no entiendas qué está pasando en el tablero, esto, combinado con una música que busca siempre ser diegética (es decir, justificarse dentro de la historia a través de un radio encendido, alguien tocando piano, etc.), dan como resultado escenas muy cercanas a la realidad que nos mantienen absortos en la historia.
El final fue mi parte favorita y esto se debe a que está muy bien construido, todas las decisiones y sacrificios que hizo nuestra protagonista la llevaron allí, conocemos los arcos, las motivaciones de cada personaje y lo que ellos significan para Beth, dándole al capítulo un gigantesco peso narrativo y emocional, que probablemente les saque lágrimas de todo tipo. Gambito de dama es un drama que trata una gran variedad de temas, desde el alcoholismo hasta el ajedrez pasando por el feminismo de manera discreta y me alegra haberla visto, me gusta encontrarme con este tipo de historias que son tan diferentes y cotidianas al mismo tiempo, está muy bien ejecutada y Netflix logró concluirla antes de que pudiera ser cancelada.