Por: Helen Daza
Ilustrado por: Ana Maria Galeano
Una noche de luna llena,
sus miradas se encontraron.
Una chispa se encendió,
y sus almas se entrelazaron.
Empezaron a conocerse
y más se enamoraron,
de la manera más profunda y sincera
que jamás se ha encontrado.
Empezaron a ser algo más que conocidos,
algo más que amigos,
algo más que amores,
eran amantes fugitivos.
Adoptaron un gato
y no había minino más consentido,
él viviría con ellos
todo su amorío.
Pero el amor no siempre gana,
y las peleas empezaron.
Él ya no era el mismo
y los temores comenzaron.
Pero algo aun así los mantenía unidos,
un pequeño ser crecía dentro de ella.
Él no lo notaba,
solo sospechaba.
Pero las sospechas no fueron suficientes para detenerlo.
La conciencia de él ya no existía,
el alcohol lo controlaba,
y el amor se esfumó,
y las súplicas se hacían cada vez más fuertes.
Ella rogaba por su bebé,
él ni siquiera escuchaba,
y de un solo golpe
con los llantos terminaba.
El demonio se esfumó,
solo quedo el cargo de conciencia
de que acabó con la vida de ella
y la de una nueva presencia.
No aguanto más
y con su vida acabó,
creyendo librarse
de su más grande error.
Una noche de luna llena,
su historia comenzó.
Una noche de luna llena,
con su vida acabó.
Y de esa historia de amor
solo el gato quedó.