Por: Antonia Gómez Almarales
Les voy a compartir una duda que me surgió mientras veía la película: ¿por qué Cruella quiere perros cachorros? ¿No sería más práctico usar a los adultos ya que son más grandes? Abro debate.
Por cierto, se vienen spoilers, en caso de que no la hayan visto antes, les voy a contar el final de la película.
Producida por Walt Disney Animation Studios y dirigida por la triada de Clyde Geronimi, Hamilton Luske y Wolfgang Reitherman en 1961; 101 dálmatas es la primera de cuatro adaptaciones cinematográficas que se han hecho a la fecha de la novela infantil Los 101 dálmatas, libro escrito por Dodie Smith y publicado en el año de 1956. 101 dálmatas cuenta la historia de la desaparición de una camada de 15 dálmatas y nos muestra cómo sus padres hacen todo lo posible por encontrarlos antes de que Cruella de Vil convierta a los cachorros en un abrigo de piel.
Visualmente, 101 dálmatas rompe un poco con la estética de las animaciones que Disney venía manejando hasta el momento —piensen en La cenicienta (Wilfred Jackson, Hamilton Luske y Clyde Geronimi, 1950), o incluso, en Fantasía (James Algar, Samuel Armstrong, Ford Beebe, Norman Ferguson, Jim Handley, Thornton Hee, Wilfred Jackson, Hamilton Luske y Bill Roberts, 1940)—; si se fijan, las líneas que trazan esta historia no son limpias, están vibrando todo el tiempo, y en ocasiones, los escenarios donde se desarrolla no están dibujados al detalle, se hace una especie de esbozo, dándonos sólo la cantidad de líneas necesaria para ubicarnos en el espacio. Los directores, conscientes de su estilo de animación, nos dejan escuchar al principio de la cinta el sonido de un lápiz rasgando el papel, a modo tal vez de reconocimiento.
La forma cómo son abordados los personajes me parece genial y creo que se podrían dividir en 4 grandes grupos donde cada grupo se trata de una manera distinta: los animales adultos que, tal vez a excepción de las vacas, tienen cierta individualidad, cada uno tiene un rasgo distintivo y una personalidad determinada; los cachorros, que representan a los niños, hacen las veces de un protagonista colectivo y actúan siempre como un conjunto; los humanos dueños de los perros que son la representación de aquellos adultos que están del lado de los niños y que estos últimos todavía no comprenden del todo; y finalmente los villanos, quienes encabezados por Cruella de Vil analizaré más adelante.
Tema Cruella de Vil: su construcción como personaje me resulta fascinante, no es otra persona más y por ello nos preparan antes de conocerla oficialmente. Su reputación la precede y, antes de que la veamos a ella, vemos cómo el temor se apodera de los perros sólo con la idea de su presencia, esto seguido por una conversación entre los humanos sobre cómo Cruella es el demonio, luego vemos su sombra y acto seguido abre la puerta de un portazo para revelar lo que en esta cinta es la representación de la muerte: una figura esquelética, pálida, que lleva de abrigo parte del cadáver de un animal y trae consigo el color rojo sangre acompañado de blanco y negro, y a quien más adelante le asociaremos el color rosado como símbolo de la moda y ese placer egoísta que ella añora. No es el único personaje que fuma, pero el exhalar de su respiración trae consigo una coloratura verde amarillento que evoca a los venenos más clásicos de las caricaturas. Es un personaje que más adelante discutirá con los ladrones cómo van a matar a los cachorros desde un lenguaje lo suficientemente sutil y explícito para que nuestra imaginación se encargue de lo demás. Cruella de Vil es, a mi juicio, una de las villanas más intimidantes —si no la más— de las películas animadas que he visto hasta la fecha.
La luz es otro de mis aspectos favoritos de la película. Los villanos siempre se nos presentan desde las sombras. El mensaje es claro, sombras equivalen a maldad (y en algunas escenas a tristeza, pero para efectos de este párrafo, son maldad pura), pero las sombras no son todas iguales y tampoco son la única forma de representar oscuridad. Me parece casi poético que sea bajo la escaza luz de la noche cuando los perros comienzan a dar la señal de ayuda. Sí, el mal se representa con sombras, pero desde otro tipo de oscuridad nacerá la esperanza que luego lleve al rescate.
101 dálmatas es una película muy entretenida y divertida para ver, que, aunque esté catalogada para ‘‘todo público’’, utiliza un lenguaje que hoy en día tal vez no sería aceptado para este tipo de largometrajes, cuenta con un conflicto que, aunque fue planteado hace 60 años, no pierde su vigencia; una paleta de colores pensada para representar y evocar a grupos de personajes aún cuando estos no están presentes en la escena y un lenguaje audiovisual que, después de unos minutos, ya hace asociaciones del tipo que el cuadro dentro de cuadro representa que afuera hay peligro. Esta película está disponible en la plataforma de Disney+.