La jornada, que tuvo lugar el sábado 25 de mayo en Casagrande (zona costera al norte del departamento del Magdalena), incluyó la introducción de 90 tortugas carey y 110 caguamas. Para su regreso a casa fueron cuidadosamente seleccionadas y preparadas para su reintroducción al mar. Para garantizar su bienestar y supervivencia se siguieron estrictos criterios que incluyeron la evaluación de su estado de salud, tamaño adecuado, habilidades para alimentarse y movilizarse, y la ausencia de parásitos o patógenos que pudieran afectar al ecosistema marino.
Estas liberaciones se llevan a cabo siguiendo estrictos criterios para asegurar que las tortugas estén listas para retornar a su hábitat natural. Entre estos criterios se incluye la osificación del caparazón, el tamaño adecuado para enfrentar depredadores, habilidades para capturar alimento y moverse adecuadamente, y la evaluación de un médico veterinario para asegurar que no introduzcan parásitos o patógenos al entorno natural.
El mensaje principal del profesor Andrés Franco Herrera, asesor académico de este proyecto para la nueva fase que inicia el 1 de junio, y de las biólogas marinas Karen Lizeth Novoa, Sandra Camila Barrera y el biólogo marino Jorge Bernal, miembros del programa desde hace varios años, radica en la importancia de conservar las tortugas marinas por su rol crucial en el equilibrio y la salud de los océanos y las playas.
Las tortugas marinas, como mencionaron los expertos, son piezas fundamentales para el buen funcionamiento de los ecosistemas marinos. Su rol como eslabones entre diferentes niveles tróficos, fertilizadores naturales de las playas y reguladores de diversas especies de flora y fauna, las convierte en guardianas de la estabilidad de estos ecosistemas.
Según los reportes de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), muchas especies de mamíferos y reptiles marinos se encuentran en algún nivel de amenaza o extinción. Sin embargo, gracias al esfuerzo conjunto de la Fundación Museo del Mar, Petrobras y Utadeo, durante más de 15 años se ha avanzado significativamente en la recuperación de estas especies. Estos esfuerzos han contribuido a una mayor conciencia ambiental en las poblaciones costeras sobre la necesidad de conservar estas especies milenarias.
A pesar de los avances logrados, el profesor Andrés Franco Herrera destaca que es esencial seguir aunando esfuerzos científicos y financieros para la total recuperación de estos reptiles marinos. La introducción de estos ejemplares a su hábitat natural es un paso importante en este proceso. Se espera que el impacto de estas acciones se refleje a largo plazo en la conservación de las tortugas marinas.