“El tiempo pasa muy rápido. Ya olvidé la cuenta de los años que llevo en la universidad. Sin embargo, llegar a esta nueva etapa es un sueño cumplido” aseguró Carlos Abel Sanabria, quien laboró en servicios universitarios, correspondencia y gestión documental. Son 32 años que le ha dedicado a su jornada laboral en la Universidad y ahora inicia el recorrido de lo que él denomina "una aventura grata".
Esos años de trabajo, destaca, se caracterizaron por un constante aprendizaje. Reconoce que la universidad le permitió cumplir sus sueños, hacer sus carreras técnicas y contar con esa estabilidad que ofrece la institución. “Es un buen patrón y siempre lo he dicho, la Tadeo le da oportunidades a todos, quien no aprovecha es porque no quiere”, añade.
Carlos Abel tiene planes para compartir en familia y dedicarse tiempo para sí. Coincide con Gloria Isabel Pulecio de Sarmiento, quien asegura que “todo, todo me lo dio la universidad. Crecí de forma personal y profesional. Ahora es el tiempo de dedicarme a mí misma, disfrutar de lo que soy, de mi familia y amigos”.
Gloria Pulecio estuvo en el homenaje que se realizó el lunes 13 de diciembre en la terraza de la Rectoría. Allí entre risas, conversaciones y recuerdos, compartió con sus colegas que también inician esa etapa de disfrute de su pensión.
En el homenaje, el Rector Carlos Sánchez Gaitán, habló de esos años de trabajo, del privilegio de alcanzar una pensión pero sobre todo de “tener la expectativa de una vida diferente, una vida fuera de la actividad laboral, una vida en donde se puedan realizar algunas actividades que se aplazaron a lo largo de la vida laboral o simplemente disfrutar de la familia”.
Actividades que ya algunos tienen programadas y otros van a dejar que la vida los sorprenda. Por ejemplo, Julio César Ocaña, quien ejerció como profesor de tiempo completo desde el 2002, ya está disfrutando de ese espacio en familia y como en la vida tiene nuevas metas, ya logró la primera como pensionado. “Compré una nueva casa y me dedicaré a adecuarla para disfrutar con mi familia y amigos. Debo decir que extrañaré la universidad pero todo tiene un tiempo”.
Julio César entre risas y algo de nostalgia recordó esos años de trabajo en los que siempre aprendió de los estudiantes y tuvo la posibilidad de acompañarlos en esa formación profesional que sin duda alguna siempre fue gratificante. Reconoce que lo más significativo “fue ver a quienes lograron el éxito personal y profesional y haber sido parte de eso. Muchas veces los estudiantes me llamaban para dar las gracias”.
Eso es lo que queda en el corazón: la gratitud de los años de trabajo, de las metas cumplidas y del aporte a las personas y la institución. “Cada meta alcanzada no hubiera sido posible sin el trabajo de cada uno de ustedes. Somos, por las personas que cada día dan lo mejor de sí en el trabajo”, dijo el Rector Carlos Sánchez en sus palabras a los homenajeados.
De eso no hay duda alguna, es el trabajo en equipo, en camaradería, el que logra que las organizaciones avancen y así mismo sus colaboradores. “Tuve el privilegio de ver crecer la universidad, de avanzar juntos de la mano y crecer profesionalmente. Eso deja una huella imborrable en el alma”, señala Mauricio Arturo Ángel Prieto, quien estuvo 35 años, 10 meses y dos días trabajando en la universidad.
La semana pasada obtuvo su pensión y con un brillo inmenso en los ojos y una voz que denota alegría, reconoce que la universidad le “enseñó a trabajar, a saber que el trabajo honesto, del día a día, es lo que al final cuenta”. Entre risas dice que es de los últimos de la vieja escuela y que extrañará a las personas que conoció y que hoy son familia.
Para María Mercedes Durán, en esos años de trabajo las relaciones y la experiencia es lo que deja huella en el alma. “Tuve la oportunidad de pasar por varias áreas de la universidad, aprendí mucho y lo que recuerdo con mayor agradecimiento para mí y para la Universidad fue haber trabajado con el doctor Juan Manuel Caballero y ahora es el tiempo de disfrutar y tener nuevas metas”.
Metas que sin duda alguna serán un desafío y a su vez la satisfacción de lograr lo que se propone. Por su parte, el Maestro Francisco Javier Gil Marín, está vinculado con fundaciones culturales y sabe que ese es el camino. “Uno trabaja ahora de una forma diferente. Ya no se tiene esa tensión emocional que es tan fuerte y ahora tengo la oportunidad de seguir en temas de arte y cultura que es lo que me apasiona”.
El Maestro Gil, ofició como Director del Área Académica de Arte y Fotografía durante siete años y medio. Antes de esa etapa estuvo en el Ministerio de Cultura. “Gratamente en la universidad pude estar a fondo en las disciplinas del arte y la cultura y estar un poco en la vida académica que siempre es muy nutritiva, razón por la cual seguiré vinculado en investigaciones y proyectos”.
La universidad siempre tendrá las puertas abiertas para las personas que se jubilan. “Reitero: qué placer haber trabajado con todos ustedes. Tienen las puertas abiertas de esta Universidad para lo que se les ofrezca, un gran abrazo y gratitud es el sentimiento que tenemos hoy con las personas que estamos despidiendo”, concluyó el Rector Carlos Sánchez Gaitán.
Estos son algunos recuerdos de las personas que se despiden de la Universidad:
Más de media vida
“Trabajé más de media vida en la emisora. A mí siempre me gustó manejar los equipos y fue lo que hice en más de media vida, además, no sólo trabajé aquí en radio sino en otras partes y es algo gratificante haber podido crecer como persona. Trabajar en la Tadeo me dejó muchas cosas porque como siempre digo, trabajé por más de media vida acá y todo lo que tengo lo hice acá, porque hice mi carrera mientras trabajaba, tengo mi hogar a partir de eso, mi hija ha crecido conmigo y en parte ha sido por la Universidad”. Carmen Rosa Nivia, trabajó en la emisora HJUT, 106.9, como operadora de audio, la emisora está administrada por la Fundación para el Desarrollo Universitario de Utadeo.
Amor por la academia
“La Tadeo me dio todo, absolutamente todo, en parte educación, el estudio de mis hijos y esposa. Todo lo que soy y todo lo que tengo se lo debo a la Universidad, por tantos años de trabajo y lo buen patrón que es se va a extrañar todo. Mi trabajo siempre me ha encantado, siempre me han gustado los libros y siempre se extraña a los usuarios, a los estudiantes y a los compañeros, los extraño bastante y el diario de la universidad, porque trabajar aquí es lo mejor para los que nos gusta la parte académica”. Ernesto Saíz Santos, trabajó con la Biblioteca por 36 años.
Un corazón de servicio
“Lo mejor de haber trabajado en la Universidad Jorge Tadeo Lozano, fue haber tenido la oportunidad de aprender todos los días de las personas que me rodeaban como directivos, profesores, jefes; la posibilidad de educarme, de poder servir a los estudiantes y a las personas de mi alrededor. La Universidad me dejó muchos amigos, muchas personas con las que he compartido mi existencia durante 37 años y espero que compartan conmigo a futuro en esta nueva etapa de mi vida”. Diana María Bastidas Salazar, del Área Académica de Diseño Visual e Interactivo, específicamente en los programas Diseño y Gestión de la Moda y Diseño Interactivo.
Una enseñanza a diario
“Yo llegué a la Tadeo en un momento en que la vida me dio un golpe muy duro; hace 30 años que ingresé. Es una entidad que ayuda a creer, que te fortalece, que te da la posibilidad de aportar, por eso agradecimientos totales. Desde que llegué me dieron una buena acogida, integrando la familia tadeísta, aportándole en lo personal y en lo profesional. Esto ha sido una enseñanza diaria con toda la gente, el aporte que nos dan todas las personas para crecer día a día y el manejo de estudiantes que fue lo mío todo el tiempo, es maravilloso poder estar en contacto con los estudiantes, aportarles, ayudarles y verlos un día salir profesionales es una satisfacción muy grande”. Luz Nidia Velandia Rodríguez, Coordinadora del Área de Arquitectura y Hábitat.