Dyner menciona que Colombia, históricamente rezagada en este cambio, está mostrando un aumento en la capacidad instalada de energía renovable y se proyecta que ocupará el tercer lugar en capacidad instalada en 2030, después de Brasil y Chile.
También resalta la importancia de las energías renovables, especialmente solar y eólica, que se espera representen el 45% de la capacidad total en Colombia para 2032. Aborda la necesidad de agilizar los procesos de licenciamiento ambiental, priorizar las renovables como un tema de interés público y crear una ventanilla única para facilitar los trámites.
A pesar de los avances, menciona las dificultades en el sector, la pobreza energética y los compromisos ambientales. Se subraya la importancia de que el Estado elimine barreras, apoye a comunidades y empresarios, y tome medidas concretas para asegurar el éxito de la transición energética. También se anticipa que Colombia dejará de depender del petróleo y el gas para generación, pero aún los necesitará durante la transición en transporte e industria, así como para generar ingresos a través de exportaciones. Su artículo concluye destacando el desafío regulatorio y operativo de abastecer el mercado exclusivamente con energía solar e hidráulica durante las épocas soleadas.
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