"La imaginación en materia de impuestos, no tiene frontera, jamás desaparecerá porque éstos son indispensables en referencia al funcionamiento del Estado, conviene analizarlos, aprobarlos de conformidad con la Constitución y la ley, prever sus consecuencias, en ocasiones la inflación se come lo recaudado, si se afecta a la clase media y a los pobres se imposibilitan ahorro e inversión, el consumo decrece, la intención de creación de empresas y disminución del desempleo fracasa" señala en su columna de opinión esta semana el presidente del Consejo Directivo de Utadeo, Jaime pinzón López en El Nuevo Siglo.
En su texto recuerda el extraño cobro de tributos a actividades cotidianas tan disímiles como "El gravamen del uno por ciento del patrimonio, decretado por Augusto, que penaba la soltería en Roma...El de la orina del emperador Vespasiano, la cual se recogía para fabricar dentífrico, actividad con alta remuneración...El impuesto a las vacas para evitar la emisión de gases con efecto invernadero en Holanda...El de los televisores en Inglaterra, vigente desde 1946, para recaudar fondos destinados a la programación cultural de la BBC...Los impuestos a la brujería, a las prostitutas clasificadas de trabajadoras independientes, a tatuajes".
El columnista concluye su escrito afirmando que "Cuando se agotan los recursos vienen las reformas tributarias para que paguen más los que tienen más y los que tienen menos también paguen más. La que está en consideración del Congreso veremos al final como queda, sobre sus resultados dudas persisten, estamos pendientes de su curso, ajustes, desenlace y consecuencias".
Lee aquí su columna completa en El Nuevo Siglo.