"Los acuerdos internacionales para limitar las emisiones atmosféricas de gases de efecto invernadero (GEI) no cuentan con mecanismos coercitivos para obligar a los países a cumplirlos. Algunos actúan como free riders, que podría traducirse como avivatos, que tratan de beneficiarse del esfuerzo de los otros países sin asumir los costos", asegura en su columna de El Espectador, José Fernando Isaza, miembro del Consejo Directivo de Utadeo.
Destaca además que "en el corto plazo, el aumento de los GEI puede conllevar beneficios. Por ejemplo, a mayor concentración de CO2, la fotosíntesis es más eficiente y aumenta la productividad agrícola; de hecho, en los invernaderos se introduce artificialmente CO2 para acelerar el crecimiento de las plantas. Aumentos de temperatura del orden de 1 ºC con respecto al año 1800 conllevan un crecimiento de la frontera agrícola".