Utadeo en coyuntura: China, COVID 19 y el sector externo colombiano
China no solo exportó la pandemia del COVID 19, sino también las primeras manifestaciones de lo que puede ser una gran recesión mundial. Esto se explica por el grado de integración que la economía asiática generó al articularse al proceso de globalización, en los últimos veinte años. Tenemos conocimiento de como esta evolución cambió el comercio internacional y transformó la estructura productiva de muchos países.
Un documento reciente la OCDE señala que, mientras en 2002 China participaba con el 8% de la industria global, el 5% de la producción mundial, el 4% del comercio internacional, el 2% del turismo planetario y el 2,5% de la Inversión Extranjera Directa (IED) global, estas cifras se acercaron, en 2019, a 22%, 17%, 11%, 9% y 7%, respectivamente. En este mismo sentido, China fue el mayor demandante mundial de productos básicos entre 2000 y 2018. En este periodo la demanda de la nación oriental por aluminio pasó del 12% al 57%; en cobre, del 11% al 51%, en níquel del 4% al 48%, en zinc de 15% a 46%; en plomo del 10% al 43%, en caucho natural del 16% al 40% y en petróleo crudo del 5% al 13%.
El proceso de reprimarización de las economías latinoamericanas y, en particular, de la colombiana se entiende por la dinámica productiva de China. Según el DANE, las exportaciones colombianas a este país pasaron de US$ 29.3 millones en el año 2000 a US$ 4.565 millones en 2019. El histórico comportamiento del total exportado por el país en 2012 (más de US$ 60.000 millones) se explicó, en buena medida, por la demanda de la nación asiática.
Los efectos de la anterior situación, unido a las generalizadas medidas para evitar la expansión de la pandemia, son evidentes en el comercio internacional. Ruptura de las Cadenas Globales de Valor (CGV), desaceleración de los flujos comerciales, freno a las actividades ligadas a los servicios, estancamiento de la Inversión Extranjera Directa (IED) y caída en los precios de los bienes básicos, son algunas de las secuelas. Dentro de estas últimas, el precio del petróleo, que se cotiza a la baja, adicionalmente, por el no acuerdo entre Rusia y Arabia Saudita en el manejo de la producción y oferta internacional de este recurso, es, particularmente, preocupante para Colombia.
La situación de los precios internacionales del petróleo afectará sustancialmente el desempeño del sector exportador colombiano en el presente año. A esto se agregará el resentimiento de la actividad turística, los viajes y el transporte. En igual sentido, será evidente la caída de las remesas internacionales, los montos de IED y el aumento de las dificultades en la consecución de créditos externos. Por otra parte, dada la poca articulación de nuestro sector productivo a las CGV, el efecto, por este lado, será menos contundente.
Podría ser una buena oportunidad para que Colombia replantee su política comercial, en principio, aprovechando la posición geográfica del país, para servir de enlace en el cambio que tendrán las CGV. Esto implicará, superadas las urgencias del momento, la modernización de la infraestructura; en segundo lugar, se debe redefinir la política del sector agrícola de manera que se aproveche el potencial del sector, en un momento en el que la prioridad de la humanidad será la alimentación. Por último, se debe sacar provecho del forzado proceso de sustitución de importaciones que se dará por la ola de proteccionismo que viene y por la fuerte devaluación que estamos enfrentado.
Danilo Torres Reina
Director (E) programas de Economía y Comercio Internacional de Utadeo