Revista Bocas entrevista a Salomón Kalmanovitz sobre su trayectoria como uno de los intelectuales más importantes del país
Salomón Kalmanovitz ya es reconocido como toda una institución no solo en el ámbito académico sino también económico del país. Cumplió hace poco 50 años de experiencia en las aulas y su libro “Breve historia económica de Colombia” es hoy obligatorio para todos los estudiantes de Economía del país. Precisamente, la Revista Bocas entrevistó a quien es nuestro profesor emérito y uno de los columnistas más leídos de Colombia, quien se refirió a temas muy sensibles, entre ellos la pobreza, el crecimiento, el proteccionismo, las pensiones y las medidas económicas que, nefastamente, han tomado diferentes gobiernos.
Reconocido como un economista marxista ortodoxo, Kalmanovitz es catalogado como muy riguroso en sus observaciones y agudo en las críticas que expone en sus escritos. Dentro de su inmejorable experiencia académica y profesional, este economista fue codirector del Banco de la República y se ha dedicado a investigar y escribir sobre asuntos agrícolas, desde lo empírico.
Aunque su pensamiento es de izquierda, señala el artículo, Kalmanovitz ha estado lejos de la arena política. Tan solo la pisó cuando apoyó a Antanas Mockus en su aspiración presidencial. A pesar de las grandes perdidas que la violencia en nuestro país le ha dejado, entre ellas el asesinato de su pareja Silvia Duzán, en 1990, señala que solo el cariño de los suyos y la academia lograron sacarlo adelante.
“He afilado la pluma en particular durante este Gobierno, que me hace echar de menos el de Juan Manuel Santos, a quien entiendo ahora mejor y considero un verdadero estadista”, subrayó Kalmanovitz.
Como una de las propuestas que hace Kalmanovitz en la entrevista se destaca la de desarrollar una estructura tributaria progresiva basada en el impuesto a la renta, en especial al de las personas, y de impuestos indirectos moderados, con el de fin de cerrar las brechas de desigualdad.
Afirma que, si Colombia quiere alcanzar un mayor desarrollo industrial y exportador, al tiempo que se moderniza el campo, debe pasar primero por mejorar su sistema educativo y alcanzar inversiones fuertes en ciencia y tecnología e infraestructura que ayude al desarrollo, así como una reforma agraria.