Redacción e ilustración: Lular Pantoja
Soy un malabarista de cabezas
Inconscientemente me he convertido en este objeto cirquero
Juego con las mentes de todos cual balones
Pasan todos por mis manos y se untan de mi
Sin remedio se untan de esto que soy ahora
No tienen salida pues inconscientes son enfermos
Contagiados ellos mismos se besan y fornican ignorancia
Soy un malabarista sin salida
Yo vivo mientras ellos giran.
Cuán incomprensible se vuelve la vida, justo ahora cuando la inestabilidad emocional remolca los andares de la gente. Aveces pasivos, la mayoría presurosos; combatientes de caos, luchadores de guerras.
Hoy he salido de mi y por los tejados crece el miedo, el miedo de aquellos que encerrados permanecen la angustiosa cuarentena.
La muerte es aterradora y desgasta a quienes acecha con alevosía. Pues porque le toca, porque ya no merece más desprecio, al contrario, respeto.
Devastadora humanidad que huye de la enfermedad y a la vez se alimenta de ella.
Hoy he salido de mi y resulté enferma.
Qué soy yo, si no soy un simple suspiro enfermo, qué soy yo, si no soy una lágrima de miedo. Segundamente soy la incoherencia del mundo, la enfermedad de aquel recién nacido y la carencia de sentido del que está a punto de morir. Soy aquel que en casa puede fallecer por las incontables razones de querer salir, salir y huir. No hay donde huir, no hay un lugar sano, salgo aun asi de mi propio ser, corro divagando entre el subsuelo y el mundo que sin querer me acoge pero que llora incomprendido, giro a la esquina y no encuentro nada, no hay nadie, y mañana no habrá nadie.
Ahora es cuando
Ahora es cuando ya no quiero salir
pienso inconforme de qué modo debo actuar
salgo, corro, respiro, recuerdo
recuerdo que ni siquiera ahora puedo respirar tranquilo ¿quién soy?
soy boca cerrada cuando era aire
soy guante cuando era caricia
soy miedo cuando era libre
Ahora es cuando, egoístas y míseras criaturas
veis a lo que has llegado
cuando a lo lejos se ve gris y no azul
cuando de cerca no quereis a nadie
y a nadie tendréis si la soledad te abraza por pura necesidad y no por amor
ni por querer