Mauricio Leguizamón es bogotano, tiene 51 años, 28 de los cuales ha estado vinculado a La Tadeo, desde sus años de estudiante de mercadeo, hasta hoy que trabaja en la Dirección de Promoción, Admisión y Matrícula, encargado de la logística de todos los eventos de la universidad. Está casado con Jenny Mantilla, de esa unión tiene una hija, Katherine, de 25 años, quien es publicista de la Universidad. Es un hombre de familia y según sus palabras es el “hijo preferido” de Elisa, su mamá. Sus tiempos libres los dedica a compartir con ellas, así como con su familia cercana.
Hablamos con él sobre su vida personal y laboral y esto fue lo que nos compartió.
¿Qué haces en tu tiempo libre?
Los fines de semana procuro estar mucho tiempo en familia, vengo de una familia en la que celebramos hasta una gripa, somos muy unidos, siempre nos reunimos para salir de paseo o en una casa para almorzar o hacer un asado, de hecho cuando deciden asado ya saben quién lo hace, soy el parrillero de la familia. Me encanta atender a la gente.
Nací en esa generación que no tenía esos elementos electrónicos y tecnológicos que existen hoy en día, crecimos compartiendo cara a cara con los demás. Además fui criado en un ambiente muy de deporte, de montar patineta, bicicleta, de jugar con los amigos. Recuerdo que vivíamos en el Quirigua saliendo por la calle 80, en esa época era el último barrio que quedaba por ese sector, había grandes extensiones de terreno donde íbamos a jugar, a elevar cometa y a hacer deporte.
¿Cómo fue tu llegada a la Tadeo?
Con la Tadeo siempre tuve un cierto vínculo, bien sea por amigos o a través de familiares; mi hermana estudió aquí y en ese momento el sector no era muy seguro, entonces muchas veces con mi hermano hacíamos las veces de guardaespaldas para ella y veníamos a recogerla.
En ese tiempo, comencé a estudiar una carrera tecnológica que se llamaba Administración de Sistemas de Información, pero no me gustó, me dio muy duro la contabilidad y me retire. En ese momento mi hermana me presentó con unos conocidos que tenía en la Fundación para el Desarrollo Universitario que hace parte de la Tadeo y comencé por ahí, esos fueron mis inicios laborales con la universidad.
¿Cómo fue ese trabajo en la Fundación?
Éramos dos personas en la administración, me acuerdo tanto que mi labor era girar los cheques en esas máquinas de carbón y encargarme de los temas administrativos, junto con la otra persona que era como la directora, bajo el liderazgo del Dr. Alberto Lozano.
¿Cómo fue tu paso a la nómina de la Tadeo?
En ese entonces la contabilidad de la Fundación la llevaba el Departamento de contabilidad de la Universidad, por eso empecé a tener mucho contacto con la universidad porque yo tenía que llevar manualmente esos registros y luego se los tenía que pasar a contabilidad para que ellos en libros hicieran las anotaciones y demás. A raíz de eso surge una gran amistad con la que en ese entonces era la directora de cuentas por pagar Judith Avellaneda; de pronto surgió una vacante y ella me dice: ¿por qué no te vienes a trabajar con la universidad directamente? y ahí es cuando entro a trabajar en la oficina de cuentas por pagar.
Finalmente estudiaste en la Tadeo…
Me gradué de Mercadeo y años después hice la especialización en Gerencia de Mercadeo también aquí, con el patrocinio de la Universidad a través del programa de becas para empleados, y es algo que agradezco muchísimo porque los recursos no eran los suficientes para poder pagar el semestre, existía esa opción de la beca, uno tenía que conservar el promedio sobre 4.1 y gracias a eso estudié logré sacar adelante mi pregrado en la noche.
¿Cuál crees que es el logro más importante de tu vida?
No creo que me pueda inclinar por uno solo. La vida está llena de logros personales que hacen que uno se motive, se enriquezca, se entusiasme a seguir adelante. Cada vez tengo mucho más retos, pienso que es una secuencia de muchas cosas, creo que afortunadamente he tenido muchos.
El último fue ver cumplido el sueño de mi hija de ser profesional, ahora quiero ver a mi hija terminando su maestría, seguramente cuando lo haga seré el hombre más feliz y luego vendrán otros más.
Cuéntame una experiencia inspiradora que recuerdes
El día que nació mi hija, es un momento que nunca voy a olvidar, fue algo que anhele toda mi vida y que se dio como quería que se diera, en el momento adecuado, que fuera una niña y tenerla con la persona con la que yo siempre quise. Ese día se partió mi vida en dos y de ahí en adelante todo lo que hago es siempre pensando en ella, me ayudo a tener un norte, pues quería ver a mi hija crecer, sin carencias ni penurias, por eso creo que es uno de los días más inspiradores de mi vida.
¿Cómo ves la Universidad, con respecto a la Universidad que conociste hace 30 años?
Esto lo he hablado con mucha gente últimamente, la universidad ha tenido muchas transformaciones, en algunos momentos más fuertes que otras, y he visto muchas personas a las que los cambios les dan supremamente duro, para mí ha sido al contrario, súper vital y muy importante para mi experiencia laboral y personal, porque me ha llenado de vitalidad y de ganas de seguir trabajando; por ejemplo, hay momentos en que el trabajo se vuelve una rutina igual todos los días, no hay motivación, ahí lo mejor es tener esa posibilidad de cambio, de ir conociendo otras áreas de la universidad, no solo porque te enriquece y te refresca, sino que te da a conocer a la universidad desde muchos puntos de vista y no siempre desde donde uno esta.
¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo actual?
El contacto con las personas, siento que no serviría para trabajar de forma solitaria, creo que me adapto muy bien al trabajo en grupo, porque ahí es donde uno puede aprender y los demás también pueden aprender de uno, es un intercambio de ideas. A veces es difícil porque no todos los temperamentos de las personas con las que uno trabaja son como uno quisiera que fueran, pero me gusta el contacto con las personas el poder interactuar, el poder cambiar ideas y relacionarme con más gente.
¿Quiénes te han marcado positivamente en tu recorrido por la Tadeo?
En su momento el Doctor Alberto Lozano, una persona que por su trayectoria, por su experiencia y por los cargos que había ocupado, producía cierto temor y de pronto una barrera de no poderle hablar, conmigo fue un gran consejero, todo lo que él me decía de alguna manera yo trataba de que se pudiera hacer realidad, él fue quien me insistió que estudiará y me preparará, porque uno en la vida debería estar pensando en mejorar siempre, haciendo las cosas bien, siendo honesto. A estos consejos les di mucho peso y valor y siempre voy a recordar al Dr. Lozano como un gran jefe.
En tres palabras ¿quién es Mauricio Leguizamón?
Eso es complicado elegir tres, soy muchas cosas a la vez, muy dado al servicio, respetuoso, honesto, supremamente cariñoso, familiar, un trabajador incondicional y siempre trato de dar lo mejor de mí en todo lo que hago.
Ese don de servicio que tienes ¿a quién se lo aprendiste?
Eso viene de familia, de los valores y la forma cómo nos criaron a nosotros, no solo en mi núcleo familiar de papá y mamá, sino de mi entorno familiar, porque tengo la fortuna de contar con una familia muy unida y a al ser así, fuimos criados también por los tíos y las tías, que nos inculcaron valores como el respeto, la honestidad, el dar sin recibir nada a cambio, y colaborar. Eso mismo es lo que he tratado de inculcarle a mi hija Katherine.
¿Qué retos tienes a futuro en la Tadeo?
El gran reto es poder conformar y ser parte en algún momento de un gran equipo que pueda aportar lo mejor de sí para que la Tadeo sea muchísimo mejor de lo que ha sido. Me siento muy orgulloso de ser tadeísta y creo que tengo que ser muy agradecido con la universidad, que ha sido una gran empresa, aquí me han apoyado, por eso siento que de alguna manera le debo esa retribución. Cuando siento que las cosas no marchan bien o no le va bien a la Tadeo, a mí me duele.
¿Qué significa la Tadeo en tu vida?
La Tadeo es mi segunda familia, pienso que puede sonar un poco cliché pero así lo siento. Voy a cumplir 25 años de labor aquí, más los 3 años que dure en la Fundación, así que aquí he pasado 28 años, que son más de la mitad de mi vida.
¿Cómo ha cambiado la universidad desde que entraste hasta hoy?
La radiografía de hace 25 años es totalmente diferente a la de hoy, tanto en la parte física de la universidad, como en lo académico y administrativo. Hoy la Tadeo es totalmente diferente, mucho más dinámica, con más movilidad, con mucho más reconocimiento, ha evolucionado mucho.