“Nuestro país está preparado para contar historias LGBT”: Armando Villota
Si existe una autoridad en materia de activismo en pro de los derechos humanos de las comunidades LGBTI en Pasto, este es Armando Villota Esparza, director ejecutivo de la Corporación Ágora Club, una organización defensora de los derechos humanos de estas comunidades que nació en el año 2000, a la par del reconocimiento de esta población como sector social en la capital nariñense. Él es uno de los panelistas invitados a la próxima Cátedra Fulbright “El documental como herramienta para el cambio social y visibilidad de liderazgos LGBT”, que organiza la Utadeo y la Fundación Sentiidos, con el apoyo de Fulbright y la Embajada de los Estados Unidos en Colombia.
A propósito de ello, hablamos con Villota acerca de las labores de liderazgo que ha efectuado con la Corporación en torno al respeto, defensa y reivindicación de los derechos de la población LGBTI, así como del panorama de inclusión de las narrativas de estas comunidades en la industria cinematográfica colombiana.
Según lo afirma, “Colombia está preparada para contar historias LGBTI y para hacer producciones de calidad, incluso para ser presentadas internacionalmente”, pero aún hace falta romper algunos mitos y estereotipos en la industria y sus financiadores públicos y privados, aunque casos recientes como el de “Señorita María”, documental que narra la historia de una campesina trans, así como la serie web de temática LGBTI emitida por Caracol Televisión, abren un horizonte de esperanza frente a lo que podría ser un terreno ganado para estas comunidades. Países como Chile ya han dado pasos agigantados en ese tema. Un caso exitoso es el de “Una mujer fantástica”, largometraje que ganó el Premio Óscar este año en la categoría de “Mejor película extranjera” y que fue protagonizado por la actriz transgénero Daniela Vega.
Detrás de cámaras del documental "Cuatro Vidas"
¿Qué tan preparada está la industria cinematográfica colombiana para abordar narrativas referentes a las comunidades LGBTI?
En los últimos años hemos visto cómo el cine se ha preocupado por la temática LGBTI porque saben que en esta población hay muchas cosas por contar que socialmente se han invisibilizado y el común de la gente no conoce. La industria, tanto a nivel nacional como internacional, ha ido acrecentando diferentes propuestas, que en muchos casos apelan a casos de la vida real y que tienen que ver con alguna de las identidades de la población LGBTI. El aó pasado, por ejemplo, se presentó ‘Señorita María’, una película colombiana que tuvo gran acogida y fue muy interesante ver la historia de una mujer trans campesina. Otras producciones como ‘Mariposas Verdes’, y en el caso nuestro,'Cuatro Vidas', hemos trabajado desde hace varios años las historias de las mujeres trans victimas del conflicto armado.
Lastimosamente nuestra sociedad ha estigmatizado e invisibilizado a la comunidad LGBTI, pues es aún es muy conservadora y cerrada a algunos temas. A partir de las herramientas audiovisuales se ha abierto una ventana muy importante para tratar estos temas que son muy necesarios de tocar en sociedad.
A propósito de esto, ¿cree que el espectador colombiano ha aceptado estas narrativas?
El cine de temática LGBTI no es muy comercial, no es masivo. La temática es más bien restringida, pero es interesante en la medida que ha abierto espacios académicos de interlocución de personas interesadas en aprender un poco más en torno a las comunidades LGBTI. Los públicos que ven estos productos usualmente quedan con una muy buena impresión, pues algo que identifica a estas producciones es que son muy humanas, rescatan la esencia de las personas y se basan en hechos reales. Eso llama la atención de la gente, pues muy seguramente nos identificamos con algunas de ellas.
Detrás de cámaras del documental "Cuatro Vidas"
¿Cómo va Colombia en materia de financiación de audiovisuales bajo un enfoque LGBTI?
Colombia parece estar un poquito temerosa con respecto a este tema, pues algunos sectores sociales lo han calificado como polémico, cosa que no es. Esto no ocurre en otros países como México, Argentina o España, pues allí salen muchas producciones que tratan de alguna manera la temática LGBTI. Quizá en nuestro país aún no lo miran de ese modo porque no lo ven muy comercial y las instancias gubernamentales que suelen apoyar las producciones audiovisuales aún se limitan mucho en este tema.
Desde nuestro caso particular, cuando decidimos hacer el documental “Cuatro Vidas” se nos complicó muchísimo el tema de la financiación. Tuvimos que esperar mucho para obtener los recursos que nos permitieran hacer el producto con la calidad esperada. Todavía existe esa prevención o miedo de creer que no somos capaces de producir algo de calidad para el público. Nos falta quitarnos algunos imaginario negativos que existen sobre la comunidad, pero con lo que han apoyado han salido buenas propuestas.
Cuéntenos qué es Ágora Club y cómo ha venido trabajando por los derechos de las comunidades LGBTI en Nariño
Somos una organización de derechos humanos que especialmente trata la temática LGBTI, y siempre nos hemos ocupado de tratar estos temas con maneras alternativas de contar. Hemos hecho radio, teatro y acudido a diferentes mecanismos que le interesen a la gente más joven. Aproximadamente desde hace cuatro años comenzamos a trabajar con las comunidades LGBTI víctimas del conflicto armado. Eso nos pareció muy interesante de contar y no lo queríamos hacer de manera escrita, así que nos pareció bien hacerlo desde el cine documental.
Hace dos años comenzamos a desarrollarlo y lo hicimos en un lapso bastante largo, pues queríamos rescatar al máximo la esencia de las mujeres trans representadas en las cuatro protagonistas que fueron elegidas para contarnos su historia, tomando así diferentes tiempos, espacios y municipios de Nariño. Estamos innovando todo el tiempo, y hasta donde nos hemos dado cuenta, la manera como contamos el tema es la primera vez que se aborda en Colombia.
A la hora de contar esas historias LGBTI, ¿cuáles han sido los principales retos y luchas?
La organización surgió en el año 2000, como parte del reconocimiento a la comunidad LGBTI como sector social, en una época en la que Planeta Paz empezó a organizar a los sectores sociales con propuestas de paz. Pasto ha sido ejemplo en el tema de la aceptación, aunque aún hay que trabajar el nivel de los prejuicios, pues siguen siendo preocupantes, pero no son tan altos como en otras ciudades en nuestro país. El trabajo ha sido constante, hemos participado en muchos espacios ciudadanos.
Existen otras organizaciones que trabajan el tema en diferentes ejes, pero todos trabajamos por una sociedad basada en el respeto, que sea más justa e incluyente, en donde no se juzgue o se califique mal a las personas por su orientación sexual o identidad de género. El balance ha sido positivo, pues no solo hemos sido reconocidos a nivel local, sino también en el país y en el mundo.
Hemos logrado llegar a diferentes escenarios de participación ciudadana del municipio y el departamento. Hacemos parte del Comité Departamental de Derechos Humanos. A mí me corresponde ser el vicepresidente del Comité Municipal de Paz, Reconciliación y Convivencia; también estamos en las mesa LGBTI municipal y en diferentes espacios en los que hacemos incidencia. Además, hacemos parte de la Mesa de Víctimas en el municipio de Pasto con comunidades LGBTI que fueron afectadas por el conflicto armado, y se nos viene para el próximo año una nueva producción audiovisual, esta vez un documental sobre la desaparición forzada. Vamos a seguir trabajando por la reconstrucción de memoria histórica para generar paz y reconciliación.
Finalmente, ¿cómo ve el futuro de las historias LGBTI en nuestra industria cinematográfica?
Si las cosas siguen así, con mayor cantidad de personas interesadas en el tema y en visibilizarlos, yo creo que tiene un muy buen futuro, pues hay que contar muchas cosas desde lo cultural y la movilización social; historias que tienen que ver con el amor, la reconciliación y la paz o aquellas que tienen que ver con el conflicto y la vulneración de derechos.