La artista antioqueña Ana Patricia Palacios a muy corta edad emprendió un viaje por el mundo inacabable de las artes, cuya primera parada fue en Utadeo, en 1981, cuando decidió estudiar Artes Plásticas. Sin embargo, sus primeros pinitos se dieron cuando era niña, pues su padre la llevaba a museos y exposiciones. Esa pasión se ve, precisamente, en su mirada estética a los viajes que ha emprendido a otras ciudades y territorios, pero especialmente a los que ha hecho al interior de su propio ser. El diario El Mundo de Medellín habló con la tadeísta, a propósito de la publicación del libro Dualidades, que compila la vida y obra de la antioqueña.
Palacios describe sus viajes como “una apertura hacia el mundo”, un mundo permeado por las guerras y los desplazamientos, territorios fragmentados con multiplicidades en sus flores y rostros, que en últimas, permiten desnudar las dualidades del hombre, historias que en la mayoría de los casos ha extractado de su tierra natal, como aquellas en las que expone la dureza del conflicto armado hacia los niños: “Yo salí en un momento en el que había empezado una guerra muy dura en Colombia, a mediados de los años 80. Pude ver, a distancia, cómo esa guerra a través de los años se fue incrementando y cómo también, a medida que fue pasando el tiempo, esa guerra fue cambiando de cara”, resaltó la tadeísta en entrevista con el medio.
Pero también, comenta Palacios, a través del arte ha logrado interpretar la fuerza de la gente colombiana por lograr cambios positivos, especialmente la recuperación de Medellín, progreso que también ha identificado en las artes, aunque dice, los espacios artísticos aún son incipientes en la capital de Antioquia: "Yo creo que el arte sí ayuda a reconciliar personas, pero sobre todo ayuda a exteriorizar muchos problemas interiores que la gente ha sufrido. También ayuda a que el espectador tome consciencia de lo que está sucediendo, no solo entre un bando y otro, sino también sobre la problemática de los niños en conflicto o de los pequeños mineros. Es otra forma de llegar al público", comenta.
Por su parte, El Tiempo, en su sección Medellín, describe a la artista como cosmopolita, gracias a la época que vivió en Paris, pero también en su tránsito por Nueva York, legados que se evidencian en su obra, un reflejo de su historia de vida, pero también de los problemas políticos y sociales más relevantes del siglo XX: "la obra en fin, muestra la complejidad del hombre y lo imposible de su caracterización. Es una obra universal", argumenta el medio al referirse al proyecto editorial que recientemente publicó Celsia en honor a las obras de Patricia.
De igual modo, El Colombiano, en su sección Tendencias, dedicó una página entera a la entrevista que le realizó a Palacios. En ella, la artista conversó con el medio acerca de sus viajes, su identidad y las características de su obra, como por ejemplo "La lleva", la escultura de una niña que cubre su rostro con el brazo mientras juega al escondite, en una muestra de esa dualidad que caracteriza su obra, que para el caso, retrata la inocencia de los niños pero también el temor al conflicto armado que los pequeños deben enfrentar: "Comencé a trabajar acerca de la gemelidad. Pero en realidad lo que hago es extender esa condición al ser humano. Es una dualidad que todos podemos tener", enfatizó la artista al medio antioqueño.