“Contra el autoritarismo” columna de Sandra Borda en Arcadia
A cinco años de la irrupción del colectivo Pussy Riot en la Catedral de Cristo Salvador de Moscú, como un modo de protesta contra el gobierno de Vladimir Putin y su alianza con la iglesia ortodoxa en Rusia, el impacto internacional de este grupo no cesa.
Las Pussy Riot, autodenominadas como activistas políticas y artistas, hicieron parte de un foro en la Escuela de Gobierno de Harvard en el 2014, en el que hablaron sobre sus motivaciones y acciones. Tal como comenta Sandra Borda, decana de la Facultad de Ciencias Sociales de Utadeo, en su columna, Pussy Riot transformó la manera de hacer protesta política en Rusia.
Aunque el principal hecho ocurrió dentro de una iglesia, su rebeldía es contra la institución eclesial y no en contra de los creyentes, a quienes pidieron disculpas por la ofensa. Después de la acción del colectivo, se empezó a hablar de “la movilización de la sexualidad”, en la que el propio cuerpo femenino es una manifestación de resistencia.
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