A propósito del reciente escándalo que sacudió a la Administración Distrital por cuenta de los cuarenta animales marinos que habían sido incautados en una exhibición en el Centro Comercial Atlantis, al norte de la capital colombiana, y que posteriormente fueron sacrificados por orden de la Secretaría de Ambiente de Bogotá, luego que la entidad argumentara la posibilidad que dichas especies amenazaran la biodiversidad y la conservación de los ecosistemas locales si se llegasen a liberar, al tiempo que podrían generar ciertos problemas de salud en la ciudad si las aguas residuales del acuario tuvieran contacto con el agua potable que consumen los capitalinos, la profesora e investigadora del Departamento de Ciencias Biológicas y Ambientales de Utadeo, Aminta Jáuregui, controvirtió la tesis del Distrito, en entrevista realizada por Blu Radio para el programa Vive Bogotá, el pasado 12 de enero.
La bióloga marina adscrita a Utadeo Santa Marta resaltó que la ley permite tomar otro tipo de medidas antes de aplicar la eutanasia a los peces incautados, al tiempo que descartó la posibilidad que estas especies contaminaran el ecosistema marino local o inocularan una serie de enfermedades: “La ley es muy clara. Antes de la eutanasia, también posibilita acciones intermedias como dejar que haya cadena de custodia, posteriormente existen otras opciones como pasarlas a centros especializados (…) Al hacer los recambios de agua, entrar en el alcantarillado y posteriormente al mezclarse el agua dulce con el agua salada, ahí muere toda la condición y vida marina”, comentó Jáuregui.
Frente al lugar de procedencia de estos animales, la experta tadeísta advirtió que era necesario conocer el origen de estas especies, y que probablemente los peces podrían provenir de sitios donde se cultivan legalmente: “Estas especies que se han producido en sistemas de cultivo, se han manejado de manera controlada, estos peces de pronto pasaron por un periodo de cuarentena y aclimatación”, resaltó al medio de comunicación.
Finalmente, Jáuregui advirtió que los peces sacrificados podían haberse recibido en acuarios como el de Mundo Marino en Santa Marta o los que están disponibles en Cartagena y Cali, situación que espera suceda con el tiburón bambú, el único ejemplar de la exhibición que aún no ha sido encontrado por las autoridades bogotanas.