Una mirada al Atlas de Mnemosyne con Linda Báez en Utadeo
Aby Warburg es considerado uno de los historiadores de arte más importantes del siglo pasado, gracias a sus investigaciones sobre la génesis de la cultura visual occidental. Esta fue la temática abordada en el Ciclo de conferencias: Aby Warburg y el Atlas Mnemosyne, impartido por la profesora e investigadora del Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México y el Warburg Institute of London, Linda Báez Rubí, el pasado 2 y 3 de junio en el Hemiciclo de Utadeo.
En su intervención, Báez hizo un recorrido por los conceptos fundamentales de la teoría del erudito alemán y se introdujo al Atlas de Mnemosyne como una de sus principales obras.
Sobre el primer tema, Báez sostuvo que Warburg en sus investigaciones se preguntaba sobre la relación entre el individuo y el cosmos, a través del arte, específicamente ante el hecho de cómo los hombres reaccionaban ante la fuerza de la naturaleza, considerando de esta manera a la imagen y a la palabra como el ducto de la expresión humana. En ese sentido, nombrar y ubicar las cosas genera unas lógicas del dominio del hombre sobre la naturaleza: “El acto artístico es un intento de distanciamiento en relación con el objeto, y está acompañado de sentidos palpantes y delineantes, moviendo los afectos de los espectadores”, comenta la conferencista.
La filosofa, quien tradujo al castellano El atlas de imágenes Mnemosine, sostuvo que la memoria es un elemento que se reconfigura constantemente a través del estimulo-acción, al tiempo que el proceso artístico implica cambios ante esas reacciones: “La simbolización consiste en denominar a través de la imagen como vehículo, en un proceso de reflexión”, menciona la académica, quien sugiere que el símbolo surge como una mediación y extensión del ser humano que sustituye los sacrificios.
Así pues, Báez identifica en la apercepción y en la percepción dos fenómenos estéticos de cercanía a la obra de arte. Mientras el primero es un acto sensible, propio de la expresión y de la conciencia; en la percepción permea el inconsciente, en una especie de efecto de los estímulos que Warburg denominó efecto engráfico.
Frente al Atlas de Mnemosyne, que se constituyó en el año 1924 poco antes de su muerte, Báez sostiene que esta publicación tenía como fin concientizar al ser humano sobre las problemáticas de la imagen. Muy al estilo del historiados, críptico, fragmentario y asistemático, el Mnemosyne recoge una serie de plafones u objetos lumínicos decorativos con fotografías de obras de arte, imágenes de prensa reales, como parte de una gran analogía que en últimas se vuelve laberíntica.