El ambiente se difumina por sutiles violines que entran de fondo. Una voz en off. Sonidos minimalistas llenan de emoción el momento en el que el espacio y el tiempo se diluyen, fluyen sin esfuerzo. Una citara anuncia lo imprevisto. La limpieza de la imagen es contundente. Este es el comienzo de Provocations Campaign de Calvin Klein con Alexander Skarsgard y Suvi Koponen.
No es un ejemplo aislado. La moda proyecta con extrema explicitad su gusto por el arte tanto en la publicidad contemporánea, como en la pasarela. Otro ejemplo remarcable es el comercial “Secret Garden – Versailles” de Dior, con acompañamiento musical de Depeche Mode. Cómo es que el séptimo arte, la música y la escritura llegaron a volverse tan intrínsicamente ligados a la moda? Podríamos remontarnos al despliegue lujurioso en honor a Luis XIV precisamente en Versailles, pero para entender el fenómeno basta con observar el surgimiento de los ídolos del cine y la televisión como Marilyn Monroe, quien quedó por siempre ligada a la perfumería, cuando al ser preguntada sobre con que se vestía ella, respondió que dormía desnuda portando solamente unas gotas de Chanel No. 5.
Es la inmensa maquinaria publicitaria la que está detrás del mundo de la moda, y el motivo por el cual la moda ha llegado a ser uno de los nichos monetarios mas significativos de la cultura occidental. Sin lugar a dudas, continuaremos viendo cómo el arte y la moda reconcilian la cesión contundente que existe entre la sociedad, y un sistema financiero que no es carente de productos insípidos, sin gracia u interés.