Información general de la asignatura

El concepto de patrimonio cultural ha cambiado sustancialmente en los últimos cuarenta años, debido al acercamiento del mundo a través de las comunicaciones, a la globalización y a los avances tecnológicos. Por tal motivo las relaciones entre las instituciones, comunidades, turistas y gestores responden a nuevas dinámicas en las cuales el consumo de lo cultural también se ha repontencializado. La tarea de los gestores frente a estas fuertes dinámicas debe ser la de preservar los valores intrínsecos de los bienes culturales, en primera instancia para que las comunidades depositarias de estos bienes se van beneficiadas, en segundo lugar, para el fortalecimiento de la identidad del resto de los ciudadanos y en tercer lugar para que los turistas puedan apropiar de maneras efectivas los recursos que ofrece el lugar. Los bienes culturales deben ser aprovechados como un recurso de bienestar y riqueza, pero desde la conservación, la puesta en valor y la sustentabilidad.
Los especialistas en patrimonio deben abordar las dinámicas que promueve el mundo globalizado, por ello esta asignatura debe preparar a los estudiantes en la gestión de proyectos para el campo del patrimonio cultural de una manera integral, pero teniendo como centro los bienes inmuebles. En la formación para la gestión se debe tener en cuenta los distintos tipos de proyectos, sus objetos, etapas y estructuras, de igual manera que la planificación, puesta en marcha, seguimiento, control y evaluación.

El concepto de patrimonio cultural ha cambiado sustancialmente en los últimos cuarenta años, debido al acercamiento del mundo a través de las comunicaciones, a la globalización y a los avances tecnológicos. Por tal motivo las relaciones entre las instituciones, comunidades, turistas y gestores responden a nuevas dinámicas en las cuales el consumo de lo cultural también se ha repontencializado. La tarea de los gestores frente a estas fuertes dinámicas debe ser la de preservar los valores intrínsecos de los bienes culturales, en primera instancia para que las comunidades depositarias de estos bienes se van beneficiadas, en segundo lugar, para el fortalecimiento de la identidad del resto de los ciudadanos y en tercer lugar para que los turistas puedan apropiar de maneras efectivas los recursos que ofrece el lugar. Los bienes culturales deben ser aprovechados como un recurso de bienestar y riqueza, pero desde la conservación, la puesta en valor y la sustentabilidad.
Los especialistas en patrimonio deben abordar las dinámicas que promueve el mundo globalizado, por ello esta asignatura debe preparar a los estudiantes en la gestión de proyectos para el campo del patrimonio cultural de una manera integral, pero teniendo como centro los bienes inmuebles. En la formación para la gestión se debe tener en cuenta los distintos tipos de proyectos, sus objetos, etapas y estructuras, de igual manera que la planificación, puesta en marcha, seguimiento, control y evaluación.

El concepto de patrimonio cultural ha cambiado sustancialmente en los últimos cuarenta años, debido al acercamiento del mundo a través de las comunicaciones, a la globalización y a los avances tecnológicos. Por tal motivo las relaciones entre las instituciones, comunidades, turistas y gestores responden a nuevas dinámicas en las cuales el consumo de lo cultural también se ha repontencializado. La tarea de los gestores frente a estas fuertes dinámicas debe ser la de preservar los valores intrínsecos de los bienes culturales, en primera instancia para que las comunidades depositarias de estos bienes se van beneficiadas, en segundo lugar, para el fortalecimiento de la identidad del resto de los ciudadanos y en tercer lugar para que los turistas puedan apropiar de maneras efectivas los recursos que ofrece el lugar. Los bienes culturales deben ser aprovechados como un recurso de bienestar y riqueza, pero desde la conservación, la puesta en valor y la sustentabilidad.
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Los especialistas en patrimonio deben abordar las dinámicas que promueve el mundo globalizado, por ello esta asignatura debe preparar a los estudiantes en la gestión de proyectos para el campo del patrimonio cultural de una manera integral, pero teniendo como centro los bienes inmuebles. En la formación para la gestión se debe tener en cuenta los distintos tipos de proyectos, sus objetos, etapas y estructuras, de igual manera que la planificación, puesta en marcha, seguimiento, control y evaluación.

El concepto de patrimonio cultural ha cambiado sustancialmente en los últimos cuarenta años, debido al acercamiento del mundo a través de las comunicaciones, a la globalización y a los avances tecnológicos. Por tal motivo las relaciones entre las instituciones, comunidades, turistas y gestores responden a nuevas dinámicas en las cuales el consumo de lo cultural también se ha repontencializado. La tarea de los gestores frente a estas fuertes dinámicas debe ser la de preservar los valores intrínsecos de los bienes culturales, en primera instancia para que las comunidades depositarias de estos bienes se van beneficiadas, en segundo lugar, para el fortalecimiento de la identidad del resto de los ciudadanos y en tercer lugar para que los turistas puedan apropiar de maneras efectivas los recursos que ofrece el lugar. Los bienes culturales deben ser aprovechados como un recurso de bienestar y riqueza, pero desde la conservación, la puesta en valor y la sustentabilidad.
Los especialistas en patrimonio deben abordar las dinámicas que promueve el mundo globalizado, por ello esta asignatura debe preparar a los estudiantes en la gestión de proyectos para el campo del patrimonio cultural de una manera integral, pero teniendo como centro los bienes inmuebles. En la formación para la gestión se debe tener en cuenta los distintos tipos de proyectos, sus objetos, etapas y estructuras, de igual manera que la planificación, puesta en marcha, seguimiento, control y evaluación.

El concepto de patrimonio cultural ha cambiado sustancialmente en los últimos cuarenta años, debido al acercamiento del mundo a través de las comunicaciones, a la globalización y a los avances tecnológicos. Por tal motivo las relaciones entre las instituciones, comunidades, turistas y gestores responden a nuevas dinámicas en las cuales el consumo de lo cultural también se ha repontencializado. La tarea de los gestores frente a estas fuertes dinámicas debe ser la de preservar los valores intrínsecos de los bienes culturales, en primera instancia para que las comunidades depositarias de estos bienes se van beneficiadas, en segundo lugar, para el fortalecimiento de la identidad del resto de los ciudadanos y en tercer lugar para que los turistas puedan apropiar de maneras efectivas los recursos que ofrece el lugar. Los bienes culturales deben ser aprovechados como un recurso de bienestar y riqueza, pero desde la conservación, la puesta en valor y la sustentabilidad.
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