Información general de la asignatura

HISTORIOGRAFÍA I

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  • ÁREA ACADÉMICA HUMANIDADES Y ESTUDIOS LITERARIOS

PRESENTACION

El objetivo del curso es estudiar las narrativas bajo las cuáles se ha historiado el devenir de los fenómenos artísticos relativos al academicismo en el contexto europeo, regional y local. La orientación del curso no es historicista, es decir, se renuncia a la posibilidad de introducir estos fenómenos en una narrativa coherente y unificada bajo el supuesto de una coherencia lógica entre los mismos. Por el contrario, se considera que lo histórico es el estudio de lo específico, es decir, el estudio de la relación entre lo particular (el hecho) y el contexto del cual es tanto efecto como agente. En consecuencia, los fenómenos históricos, incluidos los del academicismo, no se estudian de manera general, por ejemplo, mediante enunciados teóricos formulados a priori que tratan de ‘probarse’ mediante el establecimiento de un número significativo de casos o ejemplos considerados como prueba de esos enunciados. Esta noción de historicidad -como el estudio de lo específico- posibilita no solo el reconocimiento de lo particular, sino del carácter contingente, único, irrepetible, impredecible, excepcional, ilógico y contradictorio propio de los fenómenos socios culturales, incluidos los estéticos. En congruencia, se estudia la relación específica entre la academia, el academicismo, historia del arte y la crítica de arte, en Colombia a finales del siglo XIX y comienzos del XX. Se renuncia entonces a la predictibilidad de los fenómenos mediante supuestas leyes basadas en el principio de la causalidad. A cambio, se busca establecer específicamente las relaciones entre los fenómenos artísticos academicistas y los contextos de los que fueron tanto efecto como agente: se renuncia a la posibilidad de establecer el carácter lógico de estos fenómenos y se acepta el carácter dialógico de los mismos. Asimismo, se anula la posibilidad estructuralista de considerar estos fenómenos como meros epifenómenos de supuestas estructuras políticas, sociales económicas y culturales que supuestamente determinan la realidad social. Estos supuestos historiográficos e históricos implican una precisa definición del contexto dado que este último esconde una falacia epistemológica, pues un contexto político, económico, social y cultural implica potencialmente cualquier, aspecto, dimensión y/o elemento de la realidad entendida como el mundo vivido colectivamente, es decir, el contexto como totalidad es una realidad ininteligible por su propia complejidad e infinitud. En términos epistemológicos, esto se supera precisando el contexto -para aumentar el poder explicativo e interpretativo del mismo- mediante el establecimiento de aquellos factores de orden cultural, social, económico y/o que en determinado momento y lugar caracterizaron y dominaron en la realidad social. Desde luego, esto es una construcción epistemológica del historiador y tiene un carácter de reconstrucción, pues el contexto no existe como una realidad ‘en sí misma’. Los fenómenos del academicismo se conciben como prácticas sociales, es decir, acciones sociales concretas que adquieren significación en un determinado contexto cultural. Estas prácticas comprenden no solo las prácticas creativas, sino discursivas y políticas relativas al academicismo. Las creativas son entendidas como lo que hacen quienes producen las obras (pintores, escultores, arquitectos, dibujantes, diseñadores, fotógrafos, etc.). Las discursivas como lo que hacen aquellos que están legitimados para legitimar, es decir, para opinar, analizar, interpretar, investigar y /o valorar los fenómenos artísticos (críticos, teóricos, historiadores, promotores, gestores y/o curadores). Y finalmente, las políticas como lo que hacen aquellos que están en una posición de tomar e imponer decisiones que afectan a otros sujetos dentro de un campo (profesores, jurados, directores, decanos y/o ministros). Estas consideraciones historiográficas sobre el academicismo como práctica social y, por lo tanto, cultural implican la necesidad de construir la historia cultural y la microhistoria del academicismo como una forma de superar críticamente las narrativas históricas sobre el mismo hasta hace poco dominantes en la historiografía del arte moderno en el contexto europeo, latinoamericano y colombiano. En efecto, el academicismo se concibió como un obstáculo a superar, en primera instancia y de manera parcial, por el modernismo y, en segunda instancia, de manera total por las vanguardias modernas. Esto conlleva tanto una contradicción epistemológica como un error histórico. Respecto a esta contradicción, se define el academicismo ‘por lo que no pudo ser’ (arte moderno de vanguardia) y no ‘por lo que fue’ (una forma de arte que existió por casi tres siglos y que necesariamente cambió en este amplio lapso de tempo en los diferentes contextos socio culturales en los que tuvo lugar). Así, el academicismo sería ‘simplemente una forma de anti-modernismo’. Y respecto a este error, ha resultado posible —incluso hasta hoy en algunos contextos— la omisión de las continuas adaptaciones, apropiaciones y resignificaciones de las diferentes formas que adoptó el academicismo en un periodo que implica cuatro siglos diferentes en los diferentes. Si bien es un arte normativo, el academicismo no es un arte en el que las normas sean absolutas; si bien es un arte doctrinario no es purista; si bien conlleva la constancia de ciertos principios, estos no son absolutos. En efecto, en el contexto local a finales del siglo XIX y comienzos del XX, el academicismo no rechazó el modernismo, sino los incorporó a las tradiciones que defendía con el objeto de lograr su propia resignificación, actualización e innovación prolongando, de manera diferenciada, su vigencia social, cultural y estética. A partir de las anteriores consideraciones históricas e historiográficas sobre el academicismo, se intenta fundamentalmente introducir al estudiante al mismo como una problemática no solo histórica e historiográfica como cultural y estética, es decir, como un problema que requiere ser replanteado respecto a sus supuestos, variables, dimensiones y/o elementos cada vez que se discute. Asimismo, como un problema que no tiene una solución final por principio. Como se afirmó con anterioridad, esta forma de operar se identifica tanto con la llamada Nueva Historia Cultural como con la Microhistoria, pues estas perspectivas históricas comparten principios historiográficos fundamentales: el objeto de estudio se configura en el proceso mismo de investigación; se investiga a partir de lo específico y no a partir de presunciones abstractas que deben ser probadas mediante caso o ejemplos concretos; el devenir histórico no se considera un fluir coherente y continuo, sino un cambio en la realidad sociocultural en gran medida aleatorio e impredecible; las fuentes primarias no se consideran pruebas de nada, sino indicios que requieren ser leídos por el historiador; los hechos históricos se relacionan entre sí, aunque no de manera lógica y unificada; el arte no constituye la forma de producción cultural por excelencia, sino es un fenómeno social posible entre tantos otros cuyas significación no es solo cultural (estética), sino social, económica y política; la reconstrucción del contexto del cual el fenómeno fue tanto efecto como agente define en gran medida las posibilidades de la interpretación histórica del mismo. Estas consideraciones historiográficas sobre el academicismo implican necesariamente que no es posible indagar el devenir histórico del mismo solo a partir de consideraciones historiográficas generales, sin considerar los fenómenos específicos en un contexto concreto, es decir, sin hacer investigación histórica del mismo. En congruencia, el trabajo del estudiante implica tanto la reflexión historiográfica como la investigación histórica de un fenómeno específico particular relativo a la práctica creativa, discursiva o política del arte en el contexto cultural, social, económico y político colombiano de finales del siglo XIX y comienzos del XX.

OBJETIVO DE APRENDIZAJE

Entender el carácter problemático de las relaciones entre la interpretación, la producción y la recepción de la obra mediante la consideración histórica e historiográfica de los fenómenos socioculturales del academicismo, la academia y la crítica de arte entre 1886 y 1930.

RESULTADO DE APRENDIZAJE

Al final del curso, el estudiante logrará: o Identificar autores ideas, procesos, valores, discursos, narrativas, estructuras formales y contenidos ideológicos relativos a los fenómenos discursivo, estéticos y políticos relativos al academicismo en Colombia entre 1880 y 1930. o Desarrollar —en términos personales— un ensayo histórico e interpretativo sobre una obra academicista en el que, en términos argumentativos, se reconoce una unidad temática, un esquema argumentativo y un lenguaje efectivo al momento de analizar e interpretarlos discursos históricos clasicistas del arte. o Reconocer la especificidad de los procesos histórico de la academia y del academicismo en Colombia entre 1880 y 1930 en medio del inicio de la configuración del campo artístico como de las primeras élites que aspiraban a ser ‘modernas’. o Aprender la diferencia entre documento, hecho y fuente y entre fuentes primarias y fuentes secundarias.

FECHA DE ACTUALIZACION

2024-07-26

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