Información general de la asignatura
HISTORIOGRAFÍA I
- 010057
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- ÁREA ACADÉMICA HUMANIDADES Y ESTUDIOS LITERARIOS
PRESENTACION
El objetivo del curso es estudiar las narrativas bajo las cuáles se ha
historiado el devenir de los fenómenos artísticos relativos al academicismo en
el contexto europeo, regional y local. La orientación del curso no es
historicista, es decir, se renuncia a la posibilidad de introducir estos
fenómenos en una narrativa coherente y unificada bajo el supuesto de una
coherencia lógica entre los mismos. Por el contrario, se considera que lo
histórico es el estudio de lo específico, es decir, el estudio de la relación
entre lo particular (el hecho) y el contexto del cual es tanto efecto como
agente. En consecuencia, los fenómenos históricos, incluidos los del
academicismo, no se estudian de manera general, por ejemplo, mediante
enunciados teóricos formulados a priori que tratan de ‘probarse’ mediante el
establecimiento de un número significativo de casos o ejemplos considerados
como prueba de esos enunciados. Esta noción de historicidad -como el estudio
de lo específico- posibilita no solo el reconocimiento de lo particular, sino
del carácter contingente, único, irrepetible, impredecible, excepcional,
ilógico y contradictorio propio de los fenómenos socios culturales, incluidos
los estéticos. En congruencia, se estudia la relación específica entre la
academia, el academicismo, historia del arte y la crítica de arte, en Colombia
a finales del siglo XIX y comienzos del XX. Se renuncia entonces a la
predictibilidad de los fenómenos mediante supuestas leyes basadas en el
principio de la causalidad. A cambio, se busca establecer específicamente las
relaciones entre los fenómenos artísticos academicistas y los contextos de los
que fueron tanto efecto como agente: se renuncia a la posibilidad de
establecer el carácter lógico de estos fenómenos y se acepta el carácter
dialógico de los mismos. Asimismo, se anula la posibilidad estructuralista de
considerar estos fenómenos como meros epifenómenos de supuestas estructuras
políticas, sociales económicas y culturales que supuestamente determinan la
realidad social. Estos supuestos historiográficos e históricos implican una
precisa definición del contexto dado que este último esconde una falacia
epistemológica, pues un contexto político, económico, social y cultural
implica potencialmente cualquier, aspecto, dimensión y/o elemento de la
realidad entendida como el mundo vivido colectivamente, es decir, el contexto
como totalidad es una realidad ininteligible por su propia complejidad e
infinitud. En términos epistemológicos, esto se supera precisando el contexto
-para aumentar el poder explicativo e interpretativo del mismo- mediante el
establecimiento de aquellos factores de orden cultural, social, económico y/o
que en determinado momento y lugar caracterizaron y dominaron en la realidad
social. Desde luego, esto es una construcción epistemológica del historiador y
tiene un carácter de reconstrucción, pues el contexto no existe como una
realidad ‘en sí misma’. Los fenómenos del academicismo se conciben como
prácticas sociales, es decir, acciones sociales concretas que adquieren
significación en un determinado contexto cultural. Estas prácticas comprenden
no solo las prácticas creativas, sino discursivas y políticas relativas al
academicismo. Las creativas son entendidas como lo que hacen quienes producen
las obras (pintores, escultores, arquitectos, dibujantes, diseñadores,
fotógrafos, etc.). Las discursivas como lo que hacen aquellos que están
legitimados para legitimar, es decir, para opinar, analizar, interpretar,
investigar y /o valorar los fenómenos artísticos (críticos, teóricos,
historiadores, promotores, gestores y/o curadores). Y finalmente, las
políticas como lo que hacen aquellos que están en una posición de tomar e
imponer decisiones que afectan a otros sujetos dentro de un campo (profesores,
jurados, directores, decanos y/o ministros). Estas consideraciones
historiográficas sobre el academicismo como práctica social y, por lo tanto,
cultural implican la necesidad de construir la historia cultural y la
microhistoria del academicismo como una forma de superar críticamente las
narrativas históricas sobre el mismo hasta hace poco dominantes en la
historiografía del arte moderno en el contexto europeo, latinoamericano y
colombiano. En efecto, el academicismo se concibió como un obstáculo a
superar, en primera instancia y de manera parcial, por el modernismo y, en
segunda instancia, de manera total por las vanguardias modernas. Esto conlleva
tanto una contradicción epistemológica como un error histórico. Respecto a
esta contradicción, se define el academicismo ‘por lo que no pudo ser’ (arte
moderno de vanguardia) y no ‘por lo que fue’ (una forma de arte que existió
por casi tres siglos y que necesariamente cambió en este amplio lapso de tempo
en los diferentes contextos socio culturales en los que tuvo lugar). Así, el
academicismo sería ‘simplemente una forma de anti-modernismo’. Y respecto a
este error, ha resultado posible —incluso hasta hoy en algunos contextos— la
omisión de las continuas adaptaciones, apropiaciones y resignificaciones de
las diferentes formas que adoptó el academicismo en un periodo que implica
cuatro siglos diferentes en los diferentes. Si bien es un arte normativo, el
academicismo no es un arte en el que las normas sean absolutas; si bien es un
arte doctrinario no es purista; si bien conlleva la constancia de ciertos
principios, estos no son absolutos. En efecto, en el contexto local a finales
del siglo XIX y comienzos del XX, el academicismo no rechazó el modernismo,
sino los incorporó a las tradiciones que defendía con el objeto de lograr su
propia resignificación, actualización e innovación prolongando, de manera
diferenciada, su vigencia social, cultural y estética. A partir de las
anteriores consideraciones históricas e historiográficas sobre el
academicismo, se intenta fundamentalmente introducir al estudiante al mismo
como una problemática no solo histórica e historiográfica como cultural y
estética, es decir, como un problema que requiere ser replanteado respecto a
sus supuestos, variables, dimensiones y/o elementos cada vez que se discute.
Asimismo, como un problema que no tiene una solución final por principio. Como
se afirmó con anterioridad, esta forma de operar se identifica tanto con la
llamada Nueva Historia Cultural como con la Microhistoria, pues estas
perspectivas históricas comparten principios historiográficos fundamentales:
el objeto de estudio se configura en el proceso mismo de investigación; se
investiga a partir de lo específico y no a partir de presunciones abstractas
que deben ser probadas mediante caso o ejemplos concretos; el devenir
histórico no se considera un fluir coherente y continuo, sino un cambio en la
realidad sociocultural en gran medida aleatorio e impredecible; las fuentes
primarias no se consideran pruebas de nada, sino indicios que requieren ser
leídos por el historiador; los hechos históricos se relacionan entre sí,
aunque no de manera lógica y unificada; el arte no constituye la forma de
producción cultural por excelencia, sino es un fenómeno social posible entre
tantos otros cuyas significación no es solo cultural (estética), sino social,
económica y política; la reconstrucción del contexto del cual el fenómeno fue
tanto efecto como agente define en gran medida las posibilidades de la
interpretación histórica del mismo. Estas consideraciones historiográficas
sobre el academicismo implican necesariamente que no es posible indagar el
devenir histórico del mismo solo a partir de consideraciones historiográficas
generales, sin considerar los fenómenos específicos en un contexto concreto,
es decir, sin hacer investigación histórica del mismo. En congruencia, el
trabajo del estudiante implica tanto la reflexión historiográfica como la
investigación histórica de un fenómeno específico particular relativo a la
práctica creativa, discursiva o política del arte en el contexto cultural,
social, económico y político colombiano de finales del siglo XIX y comienzos
del XX.
OBJETIVO DE APRENDIZAJE
Entender el carácter problemático de las relaciones entre la interpretación,
la producción y la recepción de la obra mediante la consideración histórica e
historiográfica de los fenómenos socioculturales del academicismo, la academia
y la crítica de arte entre 1886 y 1930.
RESULTADO DE APRENDIZAJE
Al final del curso, el estudiante logrará: o Identificar autores ideas,
procesos, valores, discursos, narrativas, estructuras formales y contenidos
ideológicos relativos a los fenómenos discursivo, estéticos y políticos
relativos al academicismo en Colombia entre 1880 y 1930. o Desarrollar —en
términos personales— un ensayo histórico e interpretativo sobre una obra
academicista en el que, en términos argumentativos, se reconoce una unidad
temática, un esquema argumentativo y un lenguaje efectivo al momento de
analizar e interpretarlos discursos históricos clasicistas del arte. o
Reconocer la especificidad de los procesos histórico de la academia y del
academicismo en Colombia entre 1880 y 1930 en medio del inicio de la
configuración del campo artístico como de las primeras élites que aspiraban a
ser ‘modernas’. o Aprender la diferencia entre documento, hecho y fuente y
entre fuentes primarias y fuentes secundarias.
FECHA DE ACTUALIZACION
2024-07-26