El amor en tiempos de transición

Édison y Yuli son dos guerrilleros del bloque Sur de las Farc. Hace siete meses decidieron formalizar su relación sentimental y se hicieron novios. Hoy esperan, junto a sus compañeros guerrilleros, hacer el tránsito previsto en el Acuerdo a las zonas veredales, y concretar de una vez por toda la dejación de armas.   

 

Si bien el estatuto, el reglamento de régimen disciplinario y las normas internas de comando del grupo guerrillero no regulan explícitamente las relaciones sentimentales entre sus miembros, este tipo de concubinato sí requiere de permiso y aceptación por parte de los superiores.

El pasado 6 de diciembre comenzó el tránsito de las Farc a las zonas veredales. Desde el 1 de diciembre, el Gobierno y el grupo insurgente establecieron el denominado Día D, momento transitorio para concretar, en máximo 180 días, el proceso de dejación de armas de todos los guerrilleros. Édison y Yuli desean que todo salga bien. Tienen planes para el futuro, saben que el camino recorrido para volver a la vida civil no ha sido fácil. Sienten nervios por lo que viene más adelante, pero reconocen que lo único que no cambiará de ellos a partir de ahora es el amor que se tienen.

— ¿Qué la enamoró de ella?, le pregunto a Édison

— Las cualidades que tiene ella — me responde. — Es buena persona, muy sensible y atenta con todo el mundo. Porque es que ella no tiene esas cosas de “yo soy más bueno con fulano o con zutano”, no. Ella es buena con todos y a todos les presta la misma atención. Es recochera y risueña, le gusta mucho la diversión. En general me llamó la atención su forma de ser. Nunca pensé que ella quisiera estar conmigo, como era tan especial con todos, yo pensaba que no se fijaría en mí, pero ya ve, sí me puso atención.  

—¿Y eso a usted inicialmente no le daba celos? 

— No, para nada — contesta —, porque es que primero fueron los amigos que uno, y uno no tiene que privarle la libertad a otro de su felicidad. Todo el mundo tiene derecho a divertirse, tanto ella como yo.

—¿Recuerda cómo fue esa declaración de amor? 

— Normal, nosotros nos pusimos a hablar y yo le dije todas las cosas que sentía por ella. Entonces le propuse que fuéramos novios. Lo raro fue que no me dio la respuesta en el mismo día. Porque son decisiones que uno debe tomar en serio. Porque es de responsabilidad. Aquí en las Farc no se toma obligatoriamente a nadie en estos temas, aquí cada quien hace con su pareja lo que quiera, con respeto y decencia.  

— ¿Y qué la llevó a aceptar a Édison? — le pregunto ahora a ella.

— Pues mire que lo pensé mucho. Uno debe tomarse su tiempo para establecer una relación. Yo no quería que de pronto pasaran las cosas así como pasajeramente, como sin mucho compromiso. Lo que más me gustó de él, fue que me propuso las cosas de frente, sin rodeos y sin nada, como debe ser.  

— ¿Cómo son esas cosas en el grupo guerrillero? 

— Nosotros después de aceptarnos como pareja, tuvimos que informarlo a nuestros superiores. Ese es el mecanismo que usamos aquí en las Farc.  Lo planteamos y nos dijeron que nos iban a ceder el permiso conyugal. Eso quiere decir que necesitamos tiempo para que después nos asocien, que nos unan como pareja.

— ¿En qué consiste esa diferencia? 

— Si yo no tengo ningún interés hacia él, obviamente no planteo nada. Solamente planteo el permiso conyugal, o sea, que podamos tener acercamientos íntimos y probar si somos el uno para el otro.  Según el régimen interno, el permiso se entrega para día de por medio. Y dos, si usted ya se entendió con su pareja y conversó bien la situación, y están de acuerdo en seguir a una segunda base, se plantea el asociamiento. Es decir, que se unan ya como pareja formal. Eso entrega la opción de dormir juntos todos los días, normalmente, en la misma caleta (cama o cambuche).

— ¿Cómo es el amor en medio de un campo guerrillero?

— El régimen militar no prohíbe nada en temas de amor. Lo único que sí dice el régimen interno nuestro, es que no se pueden hacer las cosas a escondidas. Porque aquí todo lo que hagamos lo conoce el resto del personal y los mandos superiores. Eso sí lo sancionan nuestras normas, el amor oculto.

— ¿Qué viene ahora para su relación? — les pregunto en medio de las próximas movilizaciones.

— Lo que pasa ahorita es afianzar el partido política legal. Convertirnos en el movimiento político que queremos. Después buscar las condiciones para tener, de pronto, un hijo. Formar una familia. Comunicarnos con nuestras familias, porque hace tiempo que no sabemos nada de ellas.  

— ¿Solo un hijo? — les reitero.

— Uno, solamente uno y que sea niña. Que sea una hija — contesta Yuli —. Me gustaría una niña porque existen muchas cositas para ponerle. Moñitos, areticos, vestiditos y zapaticos, todos de colores.

— ¿Y por qué no un niño? — le refuta Édison.

— Porque un niño es muy simple—, le responde Yuli mirándolo con una sonrisa.

Por el momento, Yuli y Édison cumplirán, junto a su grupo guerrillero, todo lo que está establecido en el Acuerdo. Es decir, cinco días después del Día D, las Farc deben movilizarse hacia las zonas previamente acordadas, a las que tienen que entrar hasta el Día D+30. Ellos desean que en esos espacios existan las condiciones óptimas, esto quiere decir, condiciones de vivienda, abastecimiento de alimentos, intendencia y salud. En el fondo saben que el paso que están por dar, será uno más en sus planes de seguir juntos como pareja, pero esta vez intentando dar lo mejor de sí mismos para una sociedad que los seguirá esperando.

 

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Este texto hace parte de A la guerra, adiós, un especial narrativo y periodístico producido por el CrossmediaLab.

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