Redacción: Camilo Llanos
Todos sabemos que la idea de llegar a la adultez resulta estimulante y al mismo tiempo preocupante, lo podemos ver como el punto definitivo de nuestras vidas, pero siempre todos experimentamos esos primeros destellos de lo que conocemos como crisis existencial: quién soy, a dónde voy, en qué me quiero convertir, todos estos son pensamientos recurrentes que flotan en nuestra cotidianidad. En este limbo de incertidumbre es donde navega la historia de La peor persona del mundo, un coming of age adulto que encuentra poesía en vivir en constante cambio y en todas aquellas personas que nos acompañan durante ese viaje de autodescubrimiento.
La peor persona del mundo es el más reciente proyecto dirigido por Joachim Trier, quien coescribe junto a Eskil Vog una crónica donde nos cuenta la historia de Julie (Renate Reinsve), una joven a punto de cumplir los treinta quien lleva los últimos años de su vida inmersa en una crisis existencial. Saltando de profesión en profesión y metida en una relación poco satisfactoria, lucha por encontrar su lugar en el mundo hasta que una noche decide colarse en la fiesta de una boda, donde conoce a un chico que la hará plantearse, de nuevo, hacia dónde se dirige su vida.
Tengo que mencionarles que la película está seccionada en un prólogo, doce capítulos y un epílogo, además de que es el cierre de la Trilogía de Oslo del mismo director. Lo sé, puede sonar una trama muy simple y pesada, pero Joachim Trier nos cuenta todo de manera muy brillante, un collage de momentos hilarantes, desgarradores y catárticos que van definiendo el camino de nuestra protagonista y nos pueden afectar y sentir identificados con ella.
Tengo que decir que este filme nos habla sobre la vida y los problemas o dudas que tenemos los seres humanos de una manera realista porque Joachim Trier defiende la duda como aprendizaje, y es muy estimulante entender a un personaje más por lo que no sabe, sus pasos en falso y sus caprichos, que por lo que tiene claro. Además, la protagonista (interpretada de manera magnífica por Renate Reinsve) es nuestra guía o retrato de los problemas y conflictos que sufre una generación que lucha por encontrar un lugar propio y una conexión real y significativa. Trier evita el error y consigue que su película circule por zonas arriesgadas, pero siempre funcionando, siempre emocionando. Puedo decir que por fin alguien habla de la nostalgia sin ridiculizarla, despreciarla o analizarla como si fuera un accesorio y no parte de nosotros, nos retrata tal y como es la vida. No hablaré mucho sobre el epílogo, pero sí les advertiré que esta historia es un viaje cruel y real. (No quiero entrar mucho en detalle porque esta es una película que entre menos sepas de ella, mejor, para que te sorprenda y te impacte de manera diferente a como lo hizo conmigo).
Sé que esta no será una película para todo el mundo, pero estamos ante una de las películas imprescindibles del año y, sin temor a equivocarme, una de las mejores también. La peor persona del mundo resulta ser una historia llena de vida que transforma su forma al mismo tiempo que se transforma su protagonista; además, es una celebración a las equivocaciones, a la incertidumbre del mañana y a lo efímero de las relaciones humanas, porque, al final, ¿no hemos sido en un momento u otro las peores personas del mundo?
