Según reportes del DANE, a noviembre de 2017, la balanza comercial de Colombia con China representaba el mayor déficit para nuestra economía, con un margen cercano a los 5.718 millones de dólares. ¿Cómo lograr ser competitivos con el ‘Gigante asiático’ sin morir en el intento? Este fue uno de los temas abordados por el director del Instituto Confucio y del Observatorio Asia Pacífico de Utadeo, Enrique Posada, en el conversatorio “Testigo de China”, a propósito de su libro de artículos publicado hace tres años, en el que relata las vivencias de este chinólogo durante cuarenta años.
En la tertulia, organizada por la Asociación de Egresados Tadeístas (Unitadeístas) y que contó con la presencia del agregado cultural de la Embajada de China en Colombia, Zhao Xiaomin, Posada destacó que Colombia aún no ha despertado a las realidades económicas y políticas que ofrece China, especialmente en un momento donde Estados Unidos ha empezado a proteger su economía aislándose del mundo, logrando que el país oriental se perfile como potencia mundial: “Colombia ha mirado endógenamente el mundo. Creemos que el mundo se acaba en Miami o Madrid, y sin buscarlo, China se abrió espacio económico con la llegada de Trump”, señaló el tadeísta, quien vivió de primera mano la evolución de China, de la miseria a ser la potencia que es hoy.
Tras finalizar la conferencia, el periodista y escritor autografió algunos de sus libros.
Precisamente, según destacó Posada, lo que más sorprende de China no es su desarrollo en materia de cifras, sino la velocidad en la que evolucionó para convertirse en centro de atención para el mundo. Así, por ejemplo, el país asiático no contaba con un marco jurídico diferente a las ideas de un código penal que se extractaba de las obras de Mao, o anteriormente, de los manuscritos de Confucio.
De igual manera, China ha asumido con vehemencia la responsabilidad medioambiental. Pese a que es uno de los países más contaminantes en el mundo, al ser uno de los mayores importadores de petróleo y el segundo consumidor de este crudo, el 'Gigante asiático' le apuesta a las energías limpias y renovables como la eólica.
Entonces, ¿cómo podemos competir?
En efecto, lograr competir con China puede ser una labor titánica, hasta tanto se desconozca el potencial que tiene Colombia en materia de biodiversidad, seguridad, legislación ambiental y política social, temas en los que nuestro país, dada su ubicación geográfica y las coyunturas sociales que ha vivido, le han permitido ser un referente, e incluso, un modelo para los chinos.
Así, destacó Posada, Colombia no tiene manera de competir con China en aspectos como la tecnología, pero sí en el desarrollo de la riqueza biológica. No puede exportar neveras a China, pero sí algunos de sus modelos institucionales, como el Instituto de Bienestar Familiar (ICBF), en cuanto a manejo de la niñez y la primera infancia, al tiempo que los programas de atención a los desplazados podrían ser replicados en el país asiático para solucionar la situación de la población flotante, que se calcula en aproximadamente 220 millones de personas.
Estas son algunas de las obras que Enrique Posada ha escrito sobre China.
China, ¿El Nuevo imperio?
Como lo recordó Posada, China no busca ser imperialista, pues tuvo que sufrir el imperialismo en carne propia. En ese sentido, con propuestas como “La franja y la ruta”, que crearía una nueva 'Ruta de la seda' abarcando más de 100 países del mundo desde Asia hasta América Latina, la visión del gobierno nacional debe centrarse en crear climas propicios de asociación, no cerrando la puerta a Tratados de Libre Comercio: “Hay que saber cómo defendemos la soberanía nacional y el trabajo de los colombianos sin ser miopes ante lo que pasa en el mundo”, aseguró el experto.
Puntualizó, además, que si el gobierno Trump continúa la tendencia a poner en entredicho los Tratados de Libre Comercio con sus aliados, entre ellos México y Colombia, China y los países de Asia Pacífico se abrirán más mercado: “Estados Unidos está renunciando a ser la primera potencia mundial”, resaltó.
