Este es un género periodístico que encierra historias de misterios, asesinatos e intrigas policíacas, en las que los reporteros también realizan una labor de investigación. Conozca quiénes están detrás de la narración de estos relatos y qué perspectivas tienen del género diversos académicos, intelectuales y periodistas.
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Ricardo Rondón es un maestro para muchos periodistas que pasaron por el desaparecido diario El Espacio. Su pluma, cargada de humor y sarcasmo, llenó las páginas de este medio durante 25 años. Tenía el apunte oportuno, el título preciso y el adjetivo pertinente para la crónica de turno. Se jactaba de sentar en su escritorio a personajes de todas las fuentes, desde brujos y culebreros, hasta artistas, intelectuales y políticos.
Ha formado parte del grupo de escritores citados en diversas antologías de crónica urbana. Ahora, lejos del trajín de la primicia, sigue escribiendo historias en su blog “La Pluma y la Herida”, que reflejan la cotidianidad y las vivencias de personajes costumbristas como el carnicero, el vendedor ambulante, la tintera, entre otros.
Periodista Ricardo Rondón. Crédito: archivo personal.
Leo Medina, mejor conocido en el medio como "La corneta Medina", es otro escritor de pluma roja. Fue uno de los periodistas a los que llamaban "chulos", porque permanecían a la salida de Medicina Legal. Levantaba chivas y problemas por igual, porque en más de una ocasión lo sacaron de una escena del crimen donde los testigos y los dolientes no querían responder preguntas. Los canales RCN y Caracol, y los periódicos Q’hubo, Diario Mío, El Tiempo y El Espacio, vieron impresas sus historias. En este último tuvo experiencias muy difíciles porque el prestigio amarillista del medio impedía su labor investigativa.
Fabio Marín Ramírez, por su parte, es un periodista de 76 años, cronista de la vieja guardia, nacido en Viterbo, Caldas. Desde muy joven sintió pasión por el periodismo, oficio que empezó escribiendo sobre delincuentes y muertos. Fue galardonado con dos premios de periodismo Simón Bolívar y ganó el premio a mejor reportaje en radio.
Fabio Marín Ramírez, libretista, periodista y escritor. Crédito: Carlos Alberto González.
A su vez, como libretista, Marín Ramírez alcanzó la cumbre del reconocimiento con uno de los programas de mayor sintonía: "La Ley contra el hampa", que sonaba en la emisora Todelar; casa que lo vio crecer en este oficio. Sus años de experiencia le han hecho saber que escribir este género requiere mucha dramaturgia, pues las tragedias deben contarse con el drama y la precisión necesarias para no provocar en vano la curiosidad del público.
Éric Palacino, periodista y cronista. Crédito: archivo personal.
Como ellos, hay muchos profesionales que se resisten a enterrar la Crónica Roja por su carácter pasional, que da cuenta de las vivencias en los suburbios y se interna en la profundidad de la naturaleza humana. Éric Palacino, por ejemplo, vivió por muchos años de este género. Cuando recién salió de la universidad tuvo la oportunidad de ingresar al periódico El Espacio, donde se formó como cronista judicial. “No era fácil abordar a la gente para conseguir noticias, y menos con el carné de El Espacio. En ocasiones nos sacaban corriendo”, cuenta el reportero entre risas.
Aunque en la actualidad esta crónica tiene muchos detractores, hay quienes defienden su rol como diagnóstico social de lo que ocurre cuando nadie está mirando. Su éxito cinematográfico y televisivo sugiere que al público en general le intriga explorar los abismos de su especie y conocer, ya sea por pura curiosidad, los bajos instintos de sus congéneres. En el debate de si es ética o no su escritura, también entran las tendencias de consumo, que suelen tener la batuta en las decisiones editoriales. Muchas líneas de Crónica Roja han llenado los periódicos desde que la prensa existe y, al parecer, es un género que tiene todavía mucho por contar.