La Revista Arcadia, en sus ediciones impresa y digital del 28 de julio, publicó en su sección Sopor I Piropos la columna de Nicolás Morales, titulada “Estudiar para editar libros”, en la cual realiza un recuento comparativo entre la formación académica de un editor de su generación frente a la realidad de los nuevos editores.
En su escrito, Morales recuerda que la formación académica para editores ha tenido diferentes experiencias, entre ellas la del Diplomado Hojas y Ojos que adelanta Utadeo y el Fondo de Cultura Económica desde hace algunos años (Conozca el diplomado). El autor hizo esta reflexión a propósito de la creación de la Maestría en Estudios Literarios del Instituto Caro y Cuervo, adscrito al Ministerio de Cultura.
Frente al campo de la edición de libros, el columnista considera que este se volvió un campo autónomo de conocimiento, teoría, técnica y métodos: “La discusión que decía que para hacer libros no se necesita estudiar comenzó a cambiar y ahora se conjugan las dos cosas. Antes se creía que era suficiente tener un buen capital cultural y escribir bien. La intuición, el olfato y la pericia complementaban la receta. El mundo del libro sin embargo dio la vuelta en dos décadas. Los referentes cambiaron y si bien se conservó esa capacidad intelectual de conjugar contenidos, la técnica se volvió mucho más precisa, más compleja y, por supuesto, necesaria. El mercadeo editorial digital también sacudió nuestras bases. Los libros electrónicos destruyeron ciertos paradigmas. Los lectores, vía tabletas y teléfonos, se multiplicaron exponencialmente. Además, pasó algo no menos importante: los editores experimentaron la necesidad de formalizarse en un mundo que les exige títulos por mezquinas y nobles razones”.
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