La Universidad Jorge Tadeo Lozano se ha caracterizado por ser pionera en programas académicos novedosos, que responden a problemas del país y que exigen consolidar una oferta de carreras pertinentes y diferentes. La creación de la Facultad de Filosofía, letras y diplomacia en el año 1958 es un reflejo de este compromiso con la formación de profesionales que pensaran la realidad nacional, entendieran las implicaciones del contexto internacional y buscaran un mejor aprovechamiento de las oportunidades de inserción del país.
En ese año Colombia hacía la transición entre su único régimen militar hacia un esquema de democracia pactada a través del Frente Nacional. Diego Uribe había sido uno de los líderes estudiantiles en contra del régimen de Gustavo Rojas Pinilla. En el plano internacional se fortalecía el discurso del Respice Similia, o mirar a los semejantes como elemento de la política exterior colombiana, en contraste con la tradicional aproximación de Respice Polum, el mirar hacia el norte o alineamiento con los Estados Unidos; demostrando un resurgir de las relaciones regionales, una reivindicación de lo latinoamericano. En este contexto es que Diego Uribe Vargas alentaba al interior de Utadeo la creación del Instituto de Política Internacional, Historia y Diplomacia.
Diego Uribe era entonces un joven jurista de 27 años, lleno de inquietudes y deseos de transformar el país. Estas inquietudes se mezclaban con un profundo deseo de investigar y cuestionar temas de gran pertinencia, en ese mismo año publicaba el libro: Panamericanismo democrático: bases para una transformación del sistema continental, ahondando en el debate de la democracia y el latino americanismo; participó también con un artículo Protection Regionale des droits de l´homme en el anuario de la asociación de la academia de derecho internacional. Así comenzaba a combinar sus grandes pasiones, el derecho internacional, los estudios de paz y derechos humanos, la diplomacia y las relaciones internacionales.
El análisis de la coyuntura política colombiana no le fue ajena a la producción académica de Diego Uribe, sus obras en esta dimensión son un testimonio de los diversos debates de las últimas décadas. A finales de los setenta dedicó una obra al mecanismo de los Referendos (1967), posteriormente publicó sobre la Ratificación Popular de los Tratados Públicos (1975), estudió Las Constituciones de Colombia (1985), anticipó la imperiosa necesidad de reforma en su obra Estructura Constitucional para el Cambio (1986), habiéndose desempeñado como miembro de la Asamblea Nacional Constituyente evaluó el impacto de las reformas a través de La Constitución de 1991 y el Ideario Liberal (1995).
El tema de la reivindicación de los Derechos humanos estuvo muy presente en sus estudios y publicaciones siendo uno de los primeros en considerar la necesidad de tener un “Defensor del pueblo” u Ombudsman, décadas antes de que esta figura apareciera en nuestra estructura estatal. Para 1972 Diego Uribe publica Los derechos humanos y el sistema interamericano y en 1977, El Defensor de los Derechos Humanos: un proyecto de Ombudsman para Colombia.
Décadas de conflicto armado no fueron ajenos a sus reflexiones y para 1983 escribe La Tercera Generación de Derechos Humanos y la paz, los escenarios de negociación en Centroamérica y el importante rol que desempeñó la comunidad internacional en los procesos de paz fueron analizados en Le Groupe de Contadora et la PAix en Amerique Ceentrale (1985); con su compromiso con estas temáticas y con la búsqueda de mecanismos que permitieran resolver y transformar los conflictos escribe Solución Pacífica de Conflictos Internacionales: La paz es una tregua (1988), e introduce un debate muy interesante para la coyuntura colombiana y es El derecho a la paz (1996). Estas obras introducen conceptos novedosos en su tiempo al incorporar los derechos de tercera generación, desarrollo, paz y medio ambiente en esta categoría de derechos humanos.
De forma paralela a los análisis sobre política interna y paz y conflictos, Diego Uribe mostró un profundo amor por los estudios diplomáticos y por las relaciones internacionales. En temas tan relevantes como Colombia y la diplomacia secreta: gestiones para implantar la monarquía (1973), las Tesis de Diplomacia y de Historia (1980).
Las disputas fronterizas fueron áreas de gran interés, mezclando en su producción no sólo el vasto conocimiento de las dinámicas internacionales sino también articulando un extenso y profundo análisis desde el derecho internacional.
El Libro Blanco de la República de Colombia. Pretendida denuncia del tratado Esguerra Bárcenas por Nicaragua (1980) es una respuesta a las declaraciones de la Junta de Reconstrucción Nacional de Nicaragua y a su libro blanco, donde planteaban la invalidez del tratado que fijaba los límites marítimos de Colombia con dicho país.
Esta preocupación se mantuvo en obras como Los Últimos Derechos de Colombia en el Canal de Panamá (1993), El meridiano 82. Frontera marítima entre Colombia y Nicaragua (2000), Mares de Colombia: la acción diplomática que duplicó el territorio nacional (2001), La Era de la Antártida (2003). Todo estudioso de estas temáticas recurre a estas obras para comprender la evolución, antecedentes e implicaciones de estas pretensiones y tensiones internacionales. El extenso conocimiento de Diego Uribe Vargas lo llevó a liderar en varias oportunidades las misiones colombianas en las Conferencias del Mar.
Nuestro decano fundador, su vida y obra ha sido el legado que ha hecho posible que desde 1958 formemos jóvenes líderes para el país, capaces de transformar el mundo. Todas las personas que le han rodeado coinciden en afirmar que de las distinciones y cargos que ha obtenido, hay un rol que por encima de todos le llenaba de orgullo: el título de profesor.
Así que para nuestro profesor Uribe Vargas: gracias por dejar un legado en el análisis de problemas históricos pero curiosamente atemporales, estas materias guardan su vigencia aún hoy, son pertinentes para hacer realidad nuestra misión como programa de Relaciones internacionales y es formar de profesionales con alto nivel de conocimiento, creatividad y sentido crítico, para que se desempeñen con excelencia en el ámbito nacional y en el internacional, con responsabilidad social, tolerancia y respeto con el entorno y contribuyan al desarrollo del país y a su integración en la región y en el mundo.
Gracias por haber apostado por el estudio de las relaciones internacionales y la diplomacia. En la visión de nuestro programa persiste su ideario, queremos ser reconocidos por formar profesionales que contribuyan a la construcción de un orden internacional equitativo, justo, que resuelva de manera pacífica sus conflictos, respetuoso de las instituciones multilaterales y ajustado a la legalidad internacional. En correspondencia con nuestra identidad tadeísta, llevamos 60 años implementando una formación educativa, democrática, tolerante y respetuosa del medio ambiente.
Llevamos seis décadas mejorando, transformándonos y evolucionando, pero el ADN tadeísta y del legado de Diego Uribe Vargas sigue siendo nuestro diferencial. Somos el programa más antiguo de la región, tenemos un firme compromiso con nuestra esencia, con la reivindicación de que la cooperación, la integración, el derecho, la solución pacífica de controversias, los derechos humanos y la diplomacia son la clave para la construcción de un mundo mejor.