La nanotecnología consiste en manipular materia tan pequeña que es invisible al ojo humano. Se habla, en cuestiones de tamaño, de elementos que miden mil millonésima parte de un metro.
Nadie nunca ha visto un átomo. “Por ejemplo, el hidrógeno tiene un diámetro de 10-10 m, o sea, la décima parte de un nanómetro. Hasta ahora, no hemos visto el átomo pero lo hemos "tocado" mediante fuerzas electrostáticas que nos permiten saber que está allí. Por tanto, a nivel nanométrico todos somos ciegos"”, explica Alis Pataquiva, investigadora de Utadeo.
Es por esto que durante la fase experimental del proyecto Enseñanza de nanotecnología como un marco de trabajo para la inclusión social, el empoderamiento y el aprendizaje profundo estudiantes del programa de Ingeniería Química de Utadeo interactuaron en una clase de nanotecnología con los ojos vendados.
Lo que no supieron hasta retirarse las vendas al terminar la clase fue que estaban compartiendo la actividad con 15 estudiantes del Colegio República de China, entre los 11 y 17 años, quienes son invidentes o presentan discapacidad visual.
Este proyecto, desarrollado por Pataquiva y el profesor Edgar Ruíz, buscaba unir a estudiantes de secundaria con dificultad visual y estudiantes universitarios en una clase de caracterización de nanomateriales, en donde los estudiantes de ingeniería compartieron los conceptos de nanotecnología a niños con capacidades ideales en la caracterización de materiales a escala nanométrica.
Una actividad a tientas
El proyecto comenzó con una fase de gestión, en donde estudiantes de la asignatura Gestión de Proyectos, a cargo de Ruíz, planearon la actividad, incluyendo aspectos como presupuestos, logística y patrocinio.
“Nos reunimos durante dos meses, quizás un poco más, cada 8 días. Realizamos actas para saber cómo, cuándo y dónde”, explica Pataquiva.
¿Qué es el Aula Colaborativa? El Aula Colaborativa de Utadeo es un espacio flexible pensado para que la experiencia de la clase sea dinámica, abierta y refuerce el trabajo en equipo. Este salón cuenta con mesas redondas móviles en donde los estudiantes se encuentran cara a cara y tienen a la mano tableros instalados en todas las paredes. Cuadro 1 |
Una vez consolidada la actividad, llegó el día 0, el momento de poner en marcha meses de trabajo. Los estudiantes gestores adecuaron el Aula Colaborativa de Utadeo, la oscurecieron y entregaron a los estudiantes de Ingeniería Química vendas para sus ojos. En la explicación de la actividad nunca se mencionó nada en relación con discapacidad visual [ver cuadro 1].
“Los estudiantes no sabían qué iba a pasar, era también el factor sorpresa lo que los enganchaba totalmente”, afirma Alis.
En cada mesa se ubicaron tres estudiantes de ingeniería y uno de colegio. Los jóvenes universitarios les explicaron a los niños qué es nanotecnología, qué es un nanomaterial, qué es una síntesis química y cómo se pueden sintetizar los nanomateriales.
Puesto que la síntesis es un método de nanofabricación mediante el cual se construyen estructuras átomo a átomo o molécula a molécula, los estudiantes debían sintetizar a gran escala un nanomaterial utilizando fichas armables. Es decir, cada una de estas piezas de plástico funcionaban como un átomo, hasta formar una estructura.
A escala real, los átomos pueden sentirse gracias al Microscopio de Fuerza Atómica (AFM), el cual reconoce la estructura y luego da una imagen del material [ver cuadro 2].
Trabajaron en equipo sin ver, pues tenían que tocarse las manos, sentir cómo quedaba el nuevo material. Una vez cada mesa terminó su estructura, debían rotarla a los otros grupos, de tal manera que todos quedaran con estructuras diferentes.
Microscopio de Fuerza Atómica [AFM] Como los átomos no se pueden ver, es posible conocer su existencia gracias al Microscopio de Fuerza Atómica [AFM por sus siglas en inglés], que con una sonda siente las fuerzas de atracción y repulsión con cada átomo. “Si siente atracción es que hay un hueco, si siente repulsión es que ahí hay algo. Es pura atracción y repulsión, por lo tanto hay que tocar en últimas”, destaca Pataquiva. Y fue justamente el AFM lo que inspiró a los investigadores a realizar este proyecto: “Aprovechando que este microscopio es ciego, ¡qué maravilla!, podemos incluir a toda esta gran minoría con esta discapacidad, quienes realmente a la hora de hablar de ‘nano’ son los duros, porque no hay cómo ver”, explica Alis. Cuadro 2 |
Cada mesa de trabajo empezó a caracterizar el nuevo material que llegaba de sus otros compañeros, sintiendo con sus dedos cada ficha que representaba un átomo. Dicha estructura debían dibujarla en los tableros que tenían alrededor. Eso, en últimas, es lo que hace el AFM: "toca" fuerzas electrostáticas y luego da la imagen del material, siendo una de las posibilidades de operación de este equipo.
Al final de la actividad, todavía a oscuras y vendados, se reflexionó en torno a la celeridad del crecimiento de la nanotecnología; ya todos hemos visto, por ejemplo, televisores cada vez más delgados y celulares con mayor capacidad. Se resaltó la idea de que todos en ‘nano’ somos ciegos.
“Prendimos las luces, tuvimos unos segundos para que ellos se quitaran las vendas, se acostumbraran a la luz y ahí los grandes vieron que sus compañeros chiquitos eran invidentes. Eso los afectó muchísimo, de manera positiva, porque siempre pensaron que eran niños que veían”, narra Alis.
En este momento de conexión entre la ingeniería y las emociones de los estudiantes se dio un aprendizaje profundo [ver cuadro 3].
Antes de la actividad, la investigadora había hecho una encuesta a los estudiantes con la pregunta: ¿usted para qué estudia ingeniería química? La mayoría de las respuestas decían que estudiaban ingeniería para ellos mismos o para su familia, “pero al momento de la actividad vieron la Ingeniería Química para otro, para un tercero que es valioso, que es importante. Ahí hicimos un clic”, comenta la investigadora.
Así debe verse la Ingeniería. Tenemos que hacerla para los otros, para que todos vivamos bien, para que todos estemos en igualdad de condiciones o para que podamos sacar lo mejor de cada individuo”, afirma Pataquiva.
Aprendizaje profundo El aprendizaje profundo es un término manejado por los investigadores para dar cuenta de un aprendizaje que le permiten al estudiante recordar el concepto en el tiempo, en donde además de interiorizar conceptos, se relacionan los conocimientos con las emociones. Estas son algunas de las impresiones de los estudiantes de Ingeniería Química luego de la actividad. Cada una de ellas refleja el aprendizaje profundo.
Cuadro 3 |
Reflexión: Y las universidades, ¿cuándo van a empezar a ver?
Este proyecto y sus resultados dejan muchos interrogantes. Quizás el más importante es pensar cómo las universidades colombianas deben empezar a incluir a los estudiantes con discapacidad visual.
El último censo realizado por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) reveló que en el país hay aproximadamente 1.134.085 personas con discapacidad visual.
Dentro de esta población, 8 de cada mil niños tienen este tipo de discapacidad, lo que se traduce en 18.952 menores de 5 años y 83.212 entre los 5 y 11 años. Estos niños censados en el 2005 son jóvenes en la actualidad.
“Qué es lo que están haciendo las Instituciones de Educación Superior para acoger a todas estas minorías, grandes minorías, en donde se nos pueden estar quedando cerebros muy importantes para el país”, se pregunta Alis.
Según la investigadora, lo que están haciendo estas instituciones es marginar a dicha población y desconocer sus otras capacidades. “Tenemos que ver cómo nosotros mismos estamos creando barreras”, explica.
Por lo pronto, reflexiona: “Si somos una universidad debemos apuntar a que el conocimiento sea universal, para todos. La universidad se nutre de un universo de personas, cuando está marginando, eso deja de cumplirse”.
El proyecto se realizó con la colaboración del Instituto Nacional de Ciegos -Inci-, el Colegio República de China y
Fischertecnik ®, empresa que proporcionó los sets de las fichas armables que se utilizaron en la actividad.